Las lluvias están a punto de llegar a España. Después de meses de una estabilidad casi insoportable, un frente atlántico se dirige directamente a la península y, si todo sale según lo previsto, dejará chubascos en buena parte del territorio. Esa es la buena noticia.
La mala es que va a servir de poco. No solo va a caer poca agua, sino que la semana que viene vamos a sufrir temperaturas de récord.
Temporada de tormentas. Lo que vamos a ver durante los últimos días de esta semana es, por fin, algo normal. Habitualmente, a partir de la segunda quincena de abril, las tormentas se convierten en un personaje recurrente de la climatología de la península. Esto ocurre por muchos motivos, pero el más evidente es que el sol va calentando la superficie y los procesos de convección (que 'ordenan' las masas de aire por temperatura) van ganando peso.
Como durante abril (igual que ocurre durante septiembre-octubre) es normal que haya entradas de frío en altura, los eventos tormentosos, los rayos, el granizo y los vientos fuertes son habituales.
¿Por qué ha tardado tanto en llegar? El único motivo para que estos días hayan sido tranquilos, es que la estabilidad en la península ha sido casi absoluta. Todas las entradas de borrascas desde el Atlántico han acabado por girar más hacia el norte y dejar, como mucho, algún chubasco en Galicia y el Cantábrico. Y sin humedad, las tormentas no emergen.
Esto va a cambiar, pero no mucho. En los próximos días vamos a ver como una manga atlántica barre la península y eso va a provocar un rosario de tormentas. Todo empezará hoy mismo, miércoles 19, con la llegada de las primeras nubosidades a la zona del estrecho y el jueves podrá haber chubascos en la cordillera ibérica, los pirineos y las inmediaciones de ambos.
No obstante, lo interesante llegará el viernes por la tarde, cuando aumentará la inestabilidad y el frente atlántico empezará a entrar en el país. Esto se traduce en que hay una alta probabilidad de que llueva de forma generalizada el sábado. Lamentablemente, todo parece indicar que (salvo algún lugar concreto) lloverá muy poco.
Luego volvemos al calor y la sequía. Y es que, aunque es posible que durante el sábado bajen las temperaturas en todo el país (salvo la costa mediterránea), se trata de un trampantojo. Si hacemos caso a los modelos, la semana próxima nos estaríamos encontrando con temperaturas propias de julio en pleno mes de abril.
Y si eso ocurre, ya podemos despedirnos del grueso de la producción de aceituna del año. Pero eso solo sería la antesala de una cascada de problemas en el campo español y europeo. No está de más recordar que 2022 ya fue el verano más cálido en el continente y que los modelos predictivos avisan que este de 2023 tiene todo para ser mucho más cálido de lo habitual.
Imagen | ECMWF
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