"Por primera vez desde 1932, el Atlántico tiene dos huracanes con vientos de más de 80 millas por hora en noviembre simultáneamente. Lisa y Martín actualmente han alcanzado esas velocidades", decía Philip Klotzbach, profesor de la Universidad Estatal de Colorado. Y es que no es raro que se den dos huracanes a la vez en los meses cálidos de agosto o septiembre. Ni siquiera es excepcional que esto ocurra en octubre. Lo que no había pasado en 90 años, es que dos monstruos de esa intensidad se den cita en noviembre. Pero 2022 está empeñado en pasar a la historia de la meteorología.
¿Cómo de raro es esto realmente?. Hace 20 años, durante la temporada de 2001, ya hubo dos huracanes activos a la vez. Michelle fue una potente tormenta que se formó el 1 de noviembre, alcanzó Categoría 4 el 4 de noviembre y desapareció el 6 de noviembre. En los últimos días, coincidió con Noel, pero éste decayó muy rápido y no llegó a tener una entidad significativa.
Si nos ponemos a rebuscar en el histórico de ciclones tropicales del Atlántico norte, más allá de este caso aislado, tenemos que irnos a 1932 para encontrar algo parecido. Es cierto que conforme nos vamos atrás en el tiempo, nuestros datos son menos fiables (y es posible que se originaran tormentas tropicales en mitad del océano que no hayamos sido capaces de detectar), pero sin lugar a dudas es algo raro.
Una rareza tras otra. Como rara ha sido la temporada de huracanes en general, claro. No es ningún secreto que esperáramos una temporada muy activa y, para sorpresa de los expertos, lo cierto es que durante muchos meses no se ha formado ninguna tormenta tropical. Ha sido una demostración clara de que, pese a que las condiciones sean inmejorables (la ominipresencia de La Niña con sus aguas calientes y su cizalladura no demasiado fuerte), los mecanismos que acaban haciendo emerger a los huracanes son difíciles de predecir.
De hecho, si extraemos los datos de la temporada, lo que descubrimos es que los ciclones han sufrido un desplazamiento temporal: empezó tarde, pero poco a poco las cifras han ido confluyendo con la media histórica de las últimas décadas. De ahí que la pregunta fundamental sea si esto es un adelante de un futuro desplazamiento de la temporada de huracanes, con todo lo que eso conlleva a nivel social y económico.
Un sistema totalmente descontrolado y difícil de predecir. A efectos prácticos, ninguna de las dos tormentas (ni Lisa, ni Martin) afectarán a España. Sin embargo, nos dicen muchas cosas sobre cómo ese "verano eterno" europeo del que llevamos meses hablando, tiene consecuencias mucho más amplias de las que podemos imaginar. No es solo "buena temperatura" o lluvias escasas, es también un sistema atmosférico totalmente descontrolado que da, como resultado, cosas nunca vistas en casi un siglo.
¿Qué podemos esperar? Sobre esa incertidumbre gira ahora mismo el debate de los expertos. Es pronto para hablar de cambios estructurales. Lo que pasa es que los indicios se van acumulando y el futuro parece cada vez más incierto. Puede decirse que en muchas agencias meteorológicas cruzan los dedos para que, en efecto, el gran culpable de la anomalía climática de 2022 sea el volcán Hunga Tonga. Eso, ale menos, nos dará algo de margen para seguir preparándonos de cara a los cambios que están por llegar.
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