Se llama 'Blob', es amarillento y, aunque parece un hongo, se comporta como un animal. Ah, y tiene el nombre de una película de ciencia ficción y terror de 1958 en la que The Blob, una forma de vida extraterrestre, consume todo a su paso en una pequeña ciudad de Pennsylvania. Como era de esperar, está dando la vuelta a todo el mundo.
Pero tranquilos porque ese apelativo cariñoso que le han puesto en el Zoo de París no es, en absoluto, un spoiler. Es marketing. En realidad, el Physarum polycephalum es un moho del fango. Ya os hemos hablado de ellos (y de su sorprendente inteligencia): se trata de unas curiosas masas de protoplasma con numerosos núcleos capaces de deslizarse por el suelo para buscar alimento y que, más allá de eso, pueden resolver problemas.
¿Un ordenador biológico?
Y eso, su sorprendente capacidad de resolver problemas sin tener una base biológica clara que se lo permita es lo que lleva intrigando a los científicos durante años. En el año 2000, un equipo de investigadores japoneses y húngaros demostraron que los mohos del fango eran capaces de resolver el "problema del camino más corto". Cultivado en un laberinto con solo dos puntos de alimento, el plasmodio era capaz de retirarse de todas las zonas del laberinto excepto del camino más corto entre los dos puntos.
Más aún, en 2010, un equipo japonés desarrolló un problema en el que se simulaba la situación geográfica de Tokio y otras 36 ciudades. Se colocaron copos de avena en cada una de ellas y el resultado final fue muy parecido a la estructura real del transporte metropolitano de esa zona de Japón. De hecho, además de ser capaz de resolver problemas computacionales, las colonias tienen memoria.
El P. polycephalum lleva dos décadas sorprendiendo a los investigadores porque muestra comportamientos muy complejos para lo que estamos acostumbrados. De hecho, algunos especialistas han llegado a proponer el estudio de este plasmodio como modelo para la construcción de dispositivos de biocomputación.
El Zoo de Paris ha creado una zona para exhibirlo y está haciendo una campaña de marketing muy agresiva con declaraciones como "el Blob es una de las cosas más extraordinarias del mundo de hoy" o frases engañosas como los 720 sexos. Sin embargo, más allá de esa hype inflado, es un recordatorio claro de que la naturaleza sigue teniendo mucho que enseñarnos.
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