Aún es pronto para saber si tormentas como Hermine, que afectó a las Islas Canarias hace apenas unas semanas, van a convertirse en un fenómeno a tener en cuenta en los veranos atlánticos de las islas. Lo que sí sabemos es que nos encontramos en un contexto de clima cambiante ante el que es muy difícil hacer predicciones.
Un verano particular. El verano se cerró con unas temperaturas superiores a lo habitual en el archipiélago de Canarias, el séptimo más cálido desde que comienzan los registros en 1961. La temperatura media fue de 22,4 grados centígrados, 0,9 grados más que el promedio del mismo periodo.
A pesar de ello las precipitaciones fueron altas: un 230% por encima de las esperadas, lo cual contrasta con un año hidrológico más seco de lo esperado en su conjunto. Es decir, menos precipitaciones per más localizadas en el tiempo.
Una tormenta tropical para el cierre. Al otro lado del atlántico este verano ha sido también peculiar, con una temporada de huracanes que dejó un mes de agosto tranquilo pero que despertó a mediados de septiembre. Entre Fiona e Ian, dos huracanes de categoría cuatro, la tormenta tropical Hermine tomó rumbo a las Islas Canarias.
Sin llegar a atravesar el archipiélago, las precipitaciones que dejó Hermine causaron importantes problemas en el devenir de las islas: cancelación de vuelos, cortes de carretera, caídas de árboles, etc. Las lluvias superaron los 100 litros por metro cuadrado y se dieron de manera prácticamente ininterrumpida a lo largo de las islas.
Y calima inaugurando el otoño. Esta semana la protagonista ha sido la calima. De nuevo la calima no es un fenómeno extraño para las islas, pero ésta ha llegado con especial intensidad, empujada por una circunstancia menos habitual, la aparición de una DANA en el oeste del continente africano.
#Canarias está siendo afectada por un inusual episodio de #Calima para la época.
— J. J. González Alemán (@glezjuanje) October 2, 2022
Está principalmente causada por la llegada de una #DANA extremadamente anómala (<0.5% de la climatología) al este, sobre África. pic.twitter.com/teQELhqxF7
Caso aislado o tendencia. El inusual acontecimiento de un ciclón tropical en las Canarias ha hecho temer a algunos por la posibilidad de que el cambio climático los haga más frecuentes. Según el meteorólogo J. J. González Alemán, la posibilidad existe, aunque sabemos poco de la probabilidad de que se materialice.
Se trata de un debate abierto, en el que algunos modelos climáticos apuntan hacia una mayor probabilidad mientras que otros señalan la posibilidad de que el cambio climático haga aún menos frecuentes estos fenómenos.
Un debate abierto. “Teniendo en cuenta las condiciones que se tienen que dar para [el desarrollo de huracanes], se ha podido ver que, al menos en el entorno de Canarias, la condición necesaria respecto a la cizalladura del viento no va a ser favorable. Al contrario,” señalaban Luis Cana, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y David Suárez, Delegado Territorial de AEMET en Canarias recientemente en un artículo en The Conversation.
Una posibilidad, señalan los expertos, es que los huracanes se desplacen en cierta manera hacia el norte. Por una parte porque debido a que irán ganando intensidad, por lo que llegarán más lejos en su habitual viraje al norte (un ejemplo de esto podría ser Fiona, que alcanzó la costa este de Canadá). Por otra parte, al ser las aguas cálidas un requerimiento de los huracanes y al expandirse estas hacia el norte, éstos podrán formarse en zonas más septentrionales.
Aunque sepamos que el cambio climático hará más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos, el análisis individual de cada fenómeno es más complejo, recuerdan los expertos. Habrá que esperar a ver si la curiosa meteorología de este verano viene causada por el cambio climático o si ha sido simplemente cosa de la variabilidad meteorológica habitual.
Imagen | janeb13
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