Ni corto, ni suave: el último informe sobre El Niño es preocupante pero al menos traeuna buena noticia

Con El Niño ya encima de la mesa, las agencias de todo el mundo van descartando escenarios y despejando incógnitas. El último informe de la NOAA ya deja claro que la temida oscilación meridional será de moderada a fuerte y durará, como mínimo, hasta el año que viene.  Por suerte, también trae buenas noticias.

La incógnita de mayo. En mayo de 2023, cuando aun El Niño nos parecía una posibilidad remota, la temperatura subsuperficial promedio en el Pacífico ecuatorial fue el cuarto valor de mayo más cálido del registro. ¿Qué significa esto? Es complicado decirlo con seguridad.

Lo que preocupa a los expertos es que los dos primeros mayos de esa lista de cuatro fueron los que precedieron a los dos superNiños más fuertes de los últimos tiempos: el de 1997 y el 2015. En cambio, lo que tranquiliza a los expertos es que el tercer mayo de la lista (el único que queda por encima de los valores de 2023) fue el de 1980 y entonces no precedió a ningún superNiño.

Minuto y resultado. Los modelos estadísticos de la NOAA predicen que, con lo que sabemos ahora, hay "alrededor de un 80 % de probabilidad de que este El Niño [...] supere 1,0 °C, un 50 % de probabilidad de al menos 1,5 °C y un 20 % de probabilidad de que supere los 2,0 °C". Estos umbrales son los que usamos para categorizar los eventos de El Niño como moderados, fuertes y muy fuertes.

Eso quiere decir que un evento "muy fuerte" capaz de compartir con los inviernos de 1997-98 o 2015-16, tiene una probabilidad de aproximadamente de 1 en 5. Es una buena noticia. Incluso teniendo en mente que en el informe de agosto la situación puede cambiar completamente, es una buena noticia.

Aunque no lo suficiente. Y no es lo suficientemente buena porque hay una incógnita que no se puede obviar: ahora mismo la temperatura superficial de los océanos está muy por encima de lo que estaba en 1997 y de lo que estaba en 2015. Esa temperatura, ya lo sabemos, está íntimamente relacionada con cambios en la circulación atmosférica de, por ejemplo, el Atlántico norte.

Todo esto solo significa una cosa: que no sabemos qué va a pasar, ni qué impactos vamos a ver, ni qué dinámicas se van a activar durante este episodio. Hay cosas (muchas cosas) que solo vamos a poder saber cuando este El Niño llegue a su punto máximo y, para ello, quedan pocos meses.

El calefactor está encendido. Hay más implicaciones, claro. No hay que olvidar que estos días estamos viviendo los días más calurosos en tiempos modernos. Es decir, como señalaba la científica planetaria Makiko Sako, "junio ​​fue 1,07 °C más cálido que la media de 1951-1980 y 1,36 °C más cálido que la media de 1880-1920". Estamos a un empujoncito de cruzar una de las líneas rojas de cambio climático y El Niño es el tipo de fenómeno que podría dárnoslo.

En ese sentido, no sorprende a nadie que la Organización Meteorológica Mundial,  diga que "hay un 98 % de probabilidades de que al menos uno de los próximos  cinco años, así como el lustro en su conjunto, sean los más cálidos  jamás registrados". Lo raro es que partiendo de donde partimos y con el "arreón térmico" que nos espera, la situación no fuera histórica.

¿Malas noticias para España? Son malas noticias en general. Hace muy pocos meses, un equipo de investigación del Dartmouth College publicó en Science que El Niño del 97-98 "produjo un daño al crecimiento económico mundial de alrededor de 5,7 billones de dólares". Y, aunque, ahora mismo las probabilidades juegan a nuestro favor y hemos mejorado mucho limitando el impacto de los eventos meteorológicos adversos, solo las incertidumbres vinculadas a la magnitud y el impacto de este El Niño ya son un problema.

Es verdad que, como venimos explicando, en España la situación es paradójica: el Pacífico nos pilla lejos y los efectos son más difusos. Si hablamos de tendencias generales: por un lado, nos traerá más (¡más!) calor; por el otro, nos traerá más agua.

Un inconveniente... imprevisto. Como explicábamos hace unos días,  el hecho de que "el Atlántico esté más caliente hace que aumenten  considerablemente las opciones de que [lleguen huracanes a la Península]. Antes el riesgo era mínimo, pero ahora la posibilidad ha  pasado de ser remota a baja, pero significativa". Es decir, "ahora entra  dentro de lo posible".

No es un riesgo inminente porque, como hemos visto con el huracán que ahora mismo se está formando en las Azores, aún hay fenómenos naturales que nos 'protegen'. Pero en la medida en que todos estos procesos se sigan intensificando, nadie está seguro de que esos fenómenos vayan a ser suficientes.

¿Qué podemos esperar? Como decía hace unos días el portavoz de AEMET, "nos queda El Niño para rato" y, por ello, decenas de países están preparándose a toda velocidad. Es el momento de hacerlo. Al ritmo que vamos, cada día que pasa es un día perdido.

En Xataka | Las altísimas temperaturas del Atlántico tienen un riesgo para España: los huracanes son ahora más probables

Imagen | NOAA

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