Los años en los que el fenómeno de El Niño es particularmente intenso son los mejores para establecer predicciones
La Oscilación del Sur de El Niño (ENSO) es uno de los patrones climáticos más singulares que conocemos. Se trata de una alternancia entre dos fases contrapuestas (El Niño y La Niña), que se alternan con cierta regularidad. Aun con esta regularidad, predecir los devenires de esta oscilación solía ser una tarea casi imposible.
Dos años vista. Ahora un nuevo estudio señala que es posible adelantarse a ENSO con hasta dos años de antelación. El trabajo se ha basado en distintos modelos climáticos y miles de años de datos climáticos.
Dos fases. La oscilación es un patrón climático en el que se alternan dos fases: El Niño y La Niña. Este fenómeno se manifiesta en una franja del Pacífico ecuatorial, en las zonas central y oriental. En este área la temperatura de la superficie oceánica presenta este patrón oscilatorio entre la fase cálida (El Niño) y la fase fría (La Niña).
La temperatura del océano en esta región se asocia a patrones meteorológicos singulares que afectan especialmente al continente de Sudamérica. Sin embargo, en menor medida, los patrones meteorológicos de todo el mundo muestran cierto grado de correlación con esta oscilación.
El Niño y el calor. Un ejemplo significativo está en la relación entre la fase homónima de ENSO y las temperaturas globales. Esta fase cálida en la franja oceánica de referencia también está relacionada con unas temperaturas más calurosas a nivel global.
2023 fue un año bajo el influjo de la fase de El Niño. También fue un año en el que se batieron numerosos récords de temperatura, en parte por efecto del cambio climático, pero también como consecuencia de ENSO.
Mejores predicciones. Dada la enorme influencia de esta oscilación, adelantarnos a ella es clave para poder prepararnos para sus efectos. Estas predicciones no solo son importantes a la hora de saber cuándo se dará un cambio de fase en ENSO, también es importante saber si próximo evento será más o menos intenso.
Por su regularidad parcial es posible adelantarse unos meses a los cambios de fase de ENSO. Hasta ahora contábamos con que los modelos climáticos eran fiables al adelantarse a esta oscilación hasta un año. El nuevo trabajo nos indica que es posible fiarnos de los modelos hasta a dos años vista.
Mirar al pasado para prever el futuro. El trabajo ha partido del análisis de miles de años de datos climáticos y el uso de diversos modelos climáticos. El equipo contrastó predicciones basadas en modelos climáticos en uso con las observaciones dadas en determinados puntos.
Comprobaron que los modelos hacían un buen trabajo predictivo, incluso más allá de la barrera del año. En este sentido, comprobaron que los modelos tenían más capacidad predictiva cuando partían de un año en que El Niño se manifestaba de forma intensa. Los detalles del proceso fueron publicados en un artículo en la revista Geophysical Research Letters.
Del calor a las sequías y a los huracanes. La importancia de adelantarnos a este fenómeno radica en sus múltiples ramificaciones. Esta oscilación no solo trae consigo años más cálidos, también puede afectar a los patrones de lluvias y a la inestabilidad atmosférica. De ahí la relevancia de adelantarnos lo más posible.
“Cuanta más ventaja llevemos en cualquiera de esos contextos, mejor”, explicaba a Live Science la climatóloga de la Universidad de Miami Emily Becker (quien no está vinculada con el estudio en cuestión). Adelantarnos a una previsión de sequía, por ejemplo, puede permitirnos comenzar a implementar medidas de ahorro antes de que esta ocurra. También podemos prepararnos con tiempo a temporadas inusualmente activas en la formación de huracanes.
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Imagen | ESA - Agencia Espacial Europea
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