La borrasca Nelson no solo ha dejado cofradías en su templo, acumulados de récords y destrozos por todo el litoral mediterráneo: nos ha dejado, también, un enorme dorsal que estabilizará el tiempo, elevará las temperaturas y nos pondrá por encima de los 30 grados en muchas partes del país.
Hemos pasado de un tiempo casi invernal a algo que una mezcla de calor, polvo y estabilidad que presagia un verano muy largo. Demasiado largo.
¿Qué ha pasado? En resumidas cuentas, el bloqueo en Groelandia que desviaba la corriente en chorro hacia nosotros se ha movido al oeste y, debido a ello, la circulación de borrascas se ha movido al norte. La buena noticia es que el noroeste de la península aún se verá afectado por las borrascas atlánticas. La mala es que solo será esa zona.
En los próximos días, veremos como un enorme anticilón se instalará en la península y nos transporta (al menos en cuanto a temperaturas) al verano.
Y eso significa "calor". Lo primero y lo más llamativo será el calor, sí. Mientras avance la semana, la dorsal irá copando una mayor parte del país. Eso irá haciendo que la estabilidad aumente y que entre el viernes y el sábado alcancemos los 30 grados en muchas zonas (y eso incluye el Cantábrico, el valle del Ebro o el interior de la mitad sur peninsular).
Eso, son entre 12 y 14 grados por encima de lo normal en esta época del año. Más incluso.
Y, aunque es verdad que, conforme aparecen las salidas, todo parece indicar que la peor parte se la llevará Europa central (con anomalías de más de 20 grados), la situación en la Península y en Baleares no será buena. No llegaremos a ver la primera ola de calor de la temporada, claro: pero el calor imprevisto siempre es un riesgo para la salud de los más vulnerables.
Porque, además, habrá polvo. Y es que, aprovechando la coyuntura, el Sahara nos mandará un regalito en forma de enorme intrusión de aire cargado de polvo. En este caso, según las previsiones de Copernicus, parece que Canarias se librará y la calima afectará a Portugal y el oeste de la España peninsular (salvo, quizás, Galicia).
Los episodios de calima siguen haciéndose cada vez más frecuentes y, con ellos, la mala calidad del aire y los problemas respiratorios.
¿Esto es raro? La respuesta es sí. Por un lado, basta mirar la anomalía para ver que sí, que vamos a pasar unos días bastante cálidos para la época del año. De hecho, si nos fijamos en el EFI (el índice que nos habla de la rareza de los fenómeno), veremos que los valores son altos.
No hay duda hará calor. Posiblemente las temperaturas se recuperen la semana que viene, pero visto lo visto podemos esperarnos cualquier cosa.
Un recordatorio del mundo en el que vivimos. El episodio de lluvias de la semana pasada ha impulsado a los embalses hasta la media de los últimos 10 años, algo que no veíamos desde hacía demasiadas temporadas. Y, como decíamos, eso es una enorme tentación para las administraciones de cara al verano.
El calor de estos días es todo un recordatorio de que, lamentablemente, vivimos en una situación geográfica en la que el verano siempre está enseñando los dientes.
Imagen | WXCharts
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