La primera borrasca de alto impacto de la temporada ya está aquí y AEMET tenía claro que nombre ponerle: Aitor (Menta)

Bienvenidos al veranillo de San Miguel más corto de los últimos años

Las dos Españas están de vuelta. Durante los próximos días, las gentes del cuadrante noroeste vivirán en un planeta completamente distinto que las del sureste. Mientras estos últimos "disfrutarán" de un veranillo de San Miguel, el resto de la península va a sufrir el impacto directo del primer gran temporal atlántico de la temporada.

Empecemos con la lluvia. Porque, aunque predominará la estabilidad durante los primeros días, a partir de la mitad de la semana un sistema frontal llegará desde el Atlántico y entrará en España como un elefante en una cacharrarería.

La explicación es sencilla: no se trata de un simple sistema frontal. Al contrario, se ha asociado con un río atmosférico originado en el Atlántico tropical y eso va a cargar de humedad los cielos del noroeste de la península. Hablamos de una cantidad de humedad que "puede ser histórica para un mes de septiembre".

¿Tanto? Por lo sabemos, todo hace pensar que la semana será muy lluviosa en el noroeste. Aunque Galicia concentrará la mayor cantidad de agua, el Cantábrico, el noroeste de Castilla y León, el norte de Extremadura y los Pirineos también verán acumulados por encima de lo normal para estas fechas.

De hecho, el EFI (el índice que nos hablad e la rareza de un fenómeno atmosférico) está en valores máximos para los días 25 y 26 de septiembre. Es decir, hablamos de  unos noveles de humedad muy raros.

¿Y el veranillo de San Miguel? A finales de septiembre o principios de octubre, España suele vivir un fenómeno curioso. Sin previo aviso, sin motivos aparentes: los termómetros registran temperaturas más cálidas de lo normal para esa época del año. A eso es lo que llamamos "veranillo".

Durante años, los meteorólogos han tratado de encontrar alguna explicación razonable a este fenómeno y finalmente se han tenido que rendir a la evidencia: que tiene más que ver con nuestros sesgos psicológicos que con un mecanismo atmosférico realmente existente.

La historia es sencilla: durante dos o tres días las temperaturas suben para volver a bajar sencillamente porque septiembre es así. Los días son los suficientemente largos como para que, en cuanto hay algo de estabilidad, las temperaturas suban. Eso es lo que está a punto de pasar en el Mediterráneo.

Dos Españas distintas. Mientras que en el noroeste la lluvia y el viento generan un clima netamente otoñal, en ciudades como Murcia, Córdoba o Sevilla la estabilidad permitirá que las temperaturas máximas suban lo suficiente como para sentir algo de calor. No hablamos de más de 30 grados, pero la diferencia se hará notar.

¿Qué podemos esperar? Según AEMET, esta última semana de septiembre iba a ser más fría de lo normal (excepto, precisamente, en el sur y el sureste). Sin embargo, la situación parece mucho más abierta las dos semanas siguientes. Lo más probable es que veamos temperaturas más altas (y menos lluvias) de lo habitual.

El problema es que, últimamente, el tiempo no deja de sorprendernos.

Imagen | PolarWX - Tomer Burg

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