Quedan un par de días de estabilidad, pero la llegada de borrascas atlánticas parece ya asegurada
Vamos directos a una de esas "montañas rusas meteorológicas" que caracterizan en el imaginario popular al mes de febrero: tras un par de días o tres de tiempo estable y soleado, llegará una sucesión de frentes ligados a borrascas atlánticas que va a traer, por fin, algo de lluvia al país.
De la primavera al... La semana va a seguir como los últimos días: estabilidad, estabilidad y estabilidad. De hecho, aunque es posible que algunos cielos vean nubosidades medias o altas, las precipitaciones están fuera de la ecuación. Hasta el día 7. Ahí cambia todo.
Porque a partir de la tarde del miércoles, los primeros frentes van a ir internándose por el noroeste peninsular y el anticiclón que nos atenaza va a ir desapareciendo como un castillo de naipes. Sin anticilón que las bloquee, la llegada de borrascas atlánticas se da por hecha. Es una de las mejores noticias que podríamos tener.
...invierno en un par de días. Un invierno suave, eso sí. Porque, más allá de las lluvias, la entrada de vientos húmedos y cargados de nubes, hará que las temperaturas máximas se derrumben (aunque harán que las mínimas se eleven en términos generales).
¿Y las lluvias? ¿Qué pasa con las lluvias? Está claro que las lluvias van a ser más intensas en el oeste que en el Mediterráneo, pero con un poco de suerte (y teniendo siempre claro que no va a resolver ninguno de nuestros problemas) la lluvia podría tocar más "repartida" de lo habitual: ahora mismo los pronósticos sobre buena parte de Andalucía y las cuencas interiores de Cataluña son "alentadores".
Eso sí, los acumulados pintan mal para Murcia, la Comunidad Valenciana y partes de Aragón y Cataluña.
Va a durar poco. Eso sí. Y es que, tras un par de días de lluvia parece que la situación va a volver a lo que nos tiene acostumbrados. Por eso, tras esta breve llegada de borrascas atlánticas, los meteorólogos miran ya a un posible cambio de la circulación atmosférica a finales de mes: un bloqueo anticilónico en Groenlandia.
Si ese bloqueo se diera de forma más o menos persistente, las posibilidades de que la corriente en chorro se dirigiera a nuestro país aumentan de forma significativa. No está nada claro, pero el hecho de estar mirando esperanzados a finales de febrero ya muestra lo mal (lo seca) que pinta la situación.
Imagen | ECMWF
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