2024 se está convirtiendo en un "hueso duro de roer" para los modelos predictivos.
Septiembre siempre es un mes complicado. En Mallorca, por ejemplo, luna excursionista británica murió a principios de semana por la "súbita" crecida del torrent de Pareis, en la Serra de la Tramuntana. Las tormentas han sido fuertes, rápidas y muy imprevisibles. Han sido también un trailer de los próximos días.
Porque tenemos nueva DANA. En las últimas horas se ha descolgado una DANA bastante profunda y se ha ido acercando progresivamente al norte de la península. Desde ayer por la noche está lloviendo abundantemente en diferentes zonas del cantábrico.
Pero la peor parte se la van a llevar en las próximas horas en el Pirineo. Allí podremos ver cómos e acumulan hasta 100 litros por metro cuadrado. AEMET ya ha avisado de que las lluvias provocarán "crecidas en la parte alta y margen izquierda de las cuencas de los ríos Arga, Irati, Aragón, Gállego, Ara, Cinca y Ésera".
El resultado final será tormentas por todo el tercio noroeste y temperaturas por debajo de la media. Luego, la DANA se alejará de nosotros.
Y, al hacerlo, "dejará sitio" para algo muy raro. Y es que lo que se va a ver en la parte más oriental de la Península y Baleares va a ser algo muy poco habitual. Aunque precisamente por la DANA, su efecto en el país va a ser más limitado del que podría haber sido: las lluvias que se van a vivir en el litoral mediterráneo es toda una masa monzónica.
Como hemos explicado en los últimos días, el Sahara ha recibido una inusualmente alta cantidad de lluvias fruto de una masa de aire que se había "escapado" de la Zona de Convergencia Intertropical y cuyo tentáculo más boreal va a humedecer el tercio sureste de la península.
Es verdad que el viento del oeste va a tender a empujar la masa de aire hacia el Mediterráneo central, pero el extremo oriental de la Península y Baleares no van a poder escaparse de su influjo.
¿Qué podemos esperar? Según AEMET, la próxima semana "será fresca para la época en muchas zonas" del país. La mala noticia es que las lluvias, salvo en el extremo norte, "serán escasas".
Además, las previsiones a largo plazo indican que lo más probable es que durante la segunda quincena de septiembre se acabe el 'fresco' y nos esperan temperaturas "más cálidas de lo normal, con lluvias inferiores a lo habitual".
Sin embargo, 2024 está demostrando ser un hueso duro de roer para los modelos predictivos. Ahora mismo, todo está muy abierto. Quizás demasiado abierto.
Image | EMCWF
En Xataka | La sequía está convirtiendo a España en lo que siempre se temió a futuro: una sucursal del Sáhara
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