Mientras esperamos a la llegada del frío, el mar Mediterráneo sigue anómalamente cálido. Eso es un problema

El mar sigue acumulando energía térmica. A la larga, esto supone un grave riesgo

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Mientras nos preparamos para la llegada del frío propiamente invernal, hay una región cercana que aún continúa con temperaturas más propias de inicios del mes de noviembre. Se trata de las aguas del mar Mediterráneo, cuya temperatura superficial está batiendo récords.

Temperatura récord. La temperatura del mar Mediterráneo lleva varias semanas batiendo su récord de temperatura teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos.

Según datos del CEAM (Centro d'Estudis Ambientals del Mediterrani), la temperatura promedio del mar se encuentra alrededor de 2º Celsius por encima de lo que correspondería en estas fechas, y ligeramente por encima de la temperatura que tenía el año pasado por estas fechas, cuando batió el récord anterior.

Varias marcas. No es la primera vez en lo que va de año que la temperatura del mar. Durante el final del invierno y el comienzo de la primavera, la temperatura del mar superó esporádicamente récords establecidos en años previos.

Fue entre finales de julio y mediados de septiembre cuando la temperatura superficial promedio del Mediterráneo se mantuvo durante varias semanas notablemente por encima de marcas de años anteriores. Además, durante todo 2024 (y también durante casi todo 2023), la temperatura del mar se ha mantenido por encima de la media diaria del periodo 1981-2011.

Distintas zonas, distintas anomalías. Excluyendo el mar Negro, en los datos del CEAM podemos encontrar balsas especialmente cálidas en el Adriático, mar de de Sicilia y mar Balear, en la franja cercana a la costa peninsular. En estass zonas la anomalía térmica alcanza los 3º Celsius.

El mar de Alborán, el Egeo y el Levante del Mediterráneo son las áreas donde la anomalía es menor. En estas áreas la anomalía térmica ronda el grado, a veces sin alcanzarlo. El mar Negro es donde mayor contraste podemos encontrar, por una parte registra las anomalías más altas, mientras que por otra también registra las únicas anomalías negativas de todo el conjunto.

Distintos mares, historias paralelas. Algo similar pasa en el otro mar que nos rodea: el océano Atlántico. Sus aguas han estado batiendo récords de temperatura durante varios periodos en 2024, especialmente en la primera mitad del año.

Desde septiembre la temperatura de esta región oceánica se ha mantenido más o menos a la par de la que mostraba el año pasado por las mismas fechas. Una mala noticia si tenemos en cuenta que la temperatura del Atlántico norte el año pasado se mantuvo en niveles récord durante casi todo 2023, y considerablemente por encima de la media durante todo el año.

¿Afectará la llegada del frío? Una masa de aire polar se dirige hacia latitudes bajas en el Mediterráneo occidental. Esto podría ayudar a enfriar, aunque solo sea levemente, las aguas del Mediterráneo. Será, en el mejor de los casos, un alivio temporal, ya que la tendencia al alza en las temperaturas es sobradamente marcada en el largo plazo.

Demasiada energía. El problema derivado del calentamiento de las aguas es importante. El calor no es sino energía térmica acumulada por el agua del mar. La capacidad de esta energía para transmitirse a la atmósfera y generar fenómenos extremos lo podemos ver anualmente en el Atlántico, pero este año ha sido especialmente significativo. Huracanes como Beryl, Kirk o Milton alcanzaron su nivel de intensidad debido a condiciones propicias, como las altas temperaturas en el golfo de México o en el norte del Atlántico.

El riesgo de huracanes mediterráneos (los potenciales “medicanes”) no es especialmente importante, pero desde hace años se considera un riesgo potencial. En nuestro contexto son eventos como los episodios de gota fría, las DANAS del levante peninsular, los que pueden ser agravados por este aumento de las temperaturas.

En el caso de estos episodios, es la combinación entre el aire cálido y húmedo de la superficie y las bajas presiones en niveles altos de la atmósfera la que causa eventos como los que vimos en los meses de octubre y noviembre de este año.

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Imagen | ECMWF

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