Uno de los grandes contribuyentes a los gases del efecto invernadero y en consecuencia del cambio climático es la ganadería. La ganadería para la industria cárnica libera toneladas de gases de efecto invernadero y, por sorprendente que parezca, los eructos de las vacas es uno de los mayores factores. Ahora, una empresa británica, promete solucionarlo con mascarillas inteligentes para vacas.
Según informa Bloomberg, el gigante agrícola Cargill comenzará a vender mascarillas inteligentes para vacas que pueden reducir las emisiones de metano. Las vacas mediante sus eructos (también por la nariz) liberan metano, metano que atrapa 80 veces más calor que el dióxido de carbono. Frenar la emisión de este metano es crítico para la industria ganadera, aunque también complicado.
Zelp es una empresa británica que ha desarrollado una solución particular. Mientras que otras empresas están desarrollando piensos con componentes que reducen el metano liberado, Zelp ha creado una mascarilla. La mascarilla se coloca en la nariz de la vaca y atrapa de forma continua el metano que liberan. Hasta un 53% del que liberan, según la marca.
La mascarilla en sí es similar a un convertidor catalítico en un coche. Dispone de un filtro absorbente de metano que captura el metano que es expulsado por la nariz. Cuando el filtro no da para más, una reacción química convierte el metano capturado en CO2 y lo libera en el aire. Luego, vuelta a empezar.
Todo esto se hace de forma automática y la mascarilla no necesita mantenimiento durante cuatro años. Gracias a placas solares y una batería dentro de la propia mascarilla permite realizar el proceso automáticamente. Sólo hay que colocársela a la vaca con un collar ajustable y comenzará a funcionar.
¿Funciona? Sus creadores dicen que sí, aunque aún no ha sido revisada por expertos independientes. Dicen que las pruebas por pares se realizarán a finales de este año, una vez tengan la versión final de la mascarilla que mejora la electrónica interna y su tamaño. Esperan poder producirla en masa durante 2022 y ponerla a la venta. Venta que apunta a ser por suscripción anual por mascarilla y vaca.
Un alto precio cada vez más dispuestos a pagar
La ganadería contribuye con casi un 15% de todos los gases de efecto invernadero del mundo. Las vacas y en concreto el metano que producen es uno de los contribuyentes más importantes. Al contrario de lo que se pueda pensar, la mayor cantidad del metano que liberan las vacas (un 95%) proviene de los eructos por boca y nariz, mientras que el resto por los pedos que producen. De ahí que sea crítico una máscara como esta.
El gran dilema ahora es ver si los ganaderos están dispuestos a pagar una suscripción anual para cada vaca con tal de reducir el metano que liberan en la atmósfera. Tanto Zelp como Cargill creen que sí. Esperan que muchas empresas lácteas estén dispuestas a pagar un extra por la leche que proviene de granjas más sostenibles. En consecuencia, probablemente también un aumento en el precio final de los productos lácteos que el consumidor obtiene.
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