Y ninguno de ellos era el que conocemos ahora
Ahora que, como todos los veranos, Gibraltar vuelve a ser tema de conversación, es bueno recordar de la que nos hemos librado sencillamente por existir en el 2024 y no ocho millones de años antes. Justo en el momento en el que el complejo sistema de islas que mediaba entre el Atlántico y el Mediterráneo empezó a cerrarse.
Eso sí, ninguno era estrictamente el 'estrecho de Gibraltar'. "Uno [de esos estrechos estaba] en el norte de Marruecos y otro a través del sur de España, que se extendía a lo largo de un corredor desde Sevilla hasta Jaén y Murcia”, explicaba en Europa Sur Francisco Javier Sierro, catedrático del Departamento de Geología e investigador responsable del Grupo de Geociencias Oceánicas de la Universidad de Salamanca.
¿Y qué pasó? Un enorme choque de placas. Un choque que, paulatinamente, provocó la elevación de la cordillera Bética en el lado andaluz y la cordillera del Rif en el lado marroquí. Eso "bloqueó la entrada de agua Atlántica hacia el Mediterráneo y se desencadenó la mayor catástrofe ambiental de la historia del Mediterráneo", continuaba.
No es una forma de hablar. El agua que aportaban anualmente los ríos de la cuenca mediterránea no era capaz de compensar el agua que se perdía por la evaporación y, como consecuencia, el nivel del mar empezó a bajar progresivamente hasta situarse "unos 1.500 metros por debajo del nivel actual".
Esto provocó un incremento brutal de la salinidad. Se alcanzaron, según los investigadores, "salinidades superiores a las que existen hoy en el mar Muerto". El Mediterráneo se convirtió en un enorme cementerio.
Pero hay algo más. Porque antes de que el actual estrecho se abriera (hace unos 5,3 millones de años), amplias zonas del Mediterráneo se habían convertido en enormes desiertos de sal. En lugares como la cuenca balear, la costa de Argelia o el Mediterráneo oriental, hay una gruesa capa de sal de cientos de metros de espesor protegida por otra capa de sedimentos. Es lo que los expertos llaman "crisis de salinidad del Mediterráneo".
Investigando los estrechos. Entre el 11 de diciembre de 2023 y el 9 de febrero, la Expedición 401 del International Ocean Discovery Program realizó sondeos profundos en las zonas de los dos antiguos estrechos (tanto en el valle del Guadalquivir como en la cuenca sur del Rif) para entender mejor la evolución tectónica y la circulación marina entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Esto es interesante porque, aunque ocurre a 300 metros bajo el nivel de mar en el Estrecho, el Mediterráneo surte al Atlántico de un alto contenido en sal y calor. Y eso supone un elemento importante para la circulación termohalina de la cuenca norte del océano. Ahora que la Corriente del Golfo se ha convertido en un tema de interés general, sabe más sobre esto empieza a ser cada vez más necesario.
Pero sea como sea, es mirar mapas como el de la imagen principal para tener claro lo maravilloso que es un mundo que nunca ha dejado de cambiar.
Imagen | Weger, Hernández-Molina, Miguez-Salas y de Castro (2021) | Rui Marinho
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