La "extraña" ubicación del terremoto de Portugal divide a los sismólogos. Nadie tiene muy claro qué significa

Desde hace 400 años, la península vive pendiente de la falla euroafricana. Este seísmo plantea nuevas preguntas

El lunes, buena parte del oeste de la península se despertó con un terremoto de magnitud 5,5 que tuvo su epicentro en mitad del Atlántico. Más allá del susto, no parecía un suceso especialmente raro: el origen estaba en la misma falla que el famoso terremoto de Lisboa.

Sin embargo, revisando los datos, algunos sismólogos han encontrado algo raro: su ubicación.

¿Qué pasa con la ubicación? Como explicaba Filipe M. Rosas, geólogo de la Universidad de Lisboa, el epicentro se localizó a unos 60 kilómetros al oeste de Sines. Es decir, al norte de la frontera entre la placa tectónica euroasiática y la africana donde suelen darse este tipo de fenómenos en los últimos años.

“Se sabe que la mayoría de los terremotos activos de magnitud moderada a alta o muy alta se localizan más al suroeste, a cientos de kilómetros de la costa, es decir, dentro del mar, desde Cabo de San Vicente. Lo que provocó este terremoto es que estuvo anormalmente cerca del norte", decía el investigador.

Esto pone encima de la mesa una cuestión que, en el terrorífico recuerdo del terremoto lisboeta, es de gran interés en Portugal: si se trata de un hecho aislado o es el primer "gran síntoma" de la reactivación de una falla.

Un sitio complicado. No hay que olvidar que, como explicaba Instituto Geeológico y Minero de España, el terremoto ha tenido lugar en una amplia zona que "está llena de fallas" y es "tectónicamente compleja", por lo que la posibilidad de una reactivación no es descartable.

Y es importante porque "la reactivación tectónica de esta zona cambia el paradigma del riesgo sísmico. Las autoridades no pueden ignorar, a partir de este momento, que en el mar ibérico hay terremotos con potencial importante". Algo que, según este investigador no ocurría hasta ahora.

¿Estamos preparados? La polémica está servida y aún es pronto para que los investigadores s e pongan de acuerdo, pero todo el debate vuelve a poner algo encima de la mesa: lo mal preparados que estamos ante este tipo de fenómenos. Y no sólo hablamos de terremotos, claro; hablamos también de tsunamis.

Porque, según alertaba el propio Rosas, en Lisboa "hay un conjunto de edificios muy antiguos que están muy mal preparados para afrontar un evento de mayor magnitud". Y quién habla de Lisboa habla de buena parte del oeste de la península Ibérica y Marruecos.

Adelantarnos a la catástrofe. El terremoto de Lisboa tiene el curioso honor de haber sido el primer seísmo bien estudiado. La primera encuesta posterremoto de la historia, de hecho, se hizo entonces y sus resultados aún se guardan en el archivo histórico nacional de Torre do Tombo.

Allí aprendimos muchas cosas, pero no las hemos aplicado todo lo bien que nos hubiera gustado. Ahora toca seguir estudiando el terremoto y, sobre todo, ser ambiciosos en mejorar las infraestructuras. Como decía Rosas, "lo que mata no es el terremoto, es la construcción".

Imagen | NASA/Goddard Space Flight Center

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