Algo insólito mantiene “prisionero” a un gigante dos veces Londres bajo la Antártida. No para de girar sobre sí mismo

El bloque de hielo flotante más grande del mundo se encuentra en estos momentos dando vueltas sobre sí mismo atrapado en las profundidades

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En el año 1986 comenzó un proceso que ahora mismo tiene a la ciencia desconcertada. Un iceberg gigantesco se desprendió de la plataforma de hielo Fichner-Ronne en la Antártida occidental. Aquello era tan grande que se quedó varado, pegado al fondo marino, y permaneció en su posición durante cuatro décadas. Finalmente, se desprendió del fondo marino y comenzó a desplazarse por el mar de Weddell hacia una región del Atlántico Sur, y ahora mismo no para de dar vueltas sobre sí mismo atrapado en un fenómeno alucinante.

A23a. El nombre de esta estructura gigantesca es A23a, el bloque de hielo flotante e iceberg más gran del mundo, uno que cuenta con un volumen de unos 1.1000 kilómetros cúbicos y 400 metros de espesor. Dicho de otra forma, su superficie tiene aproximadamente cinco veces el tamaño de la ciudad de Nueva York, y ese tremendo espesor significa que la masa de hielo suma más de un billón de toneladas de agua congelada.

El pasado mes de febrero contamos que el iceberg se encontraba surcando los océanos y dirigiéndose hacia el norte, ganando velocidad en la travesía y perdiendo algo de masa por el camino (que como vemos, tiene de sobra). Lo habíamos dejado muy cerca de la corriente circumpolar, y ahora, una vez alcanzado el enclave, permanece atrapado bajo un fenómeno único conocido por la ciencia.

Dando vueltas. En lugar de abrirse camino hacia las aguas más cálidas del Atlántico Sur a través de la Corriente Circumpolar Antártica, el iceberg ha quedado atrapado en una extraordinaria corriente giratoria. El iceberg se encuentra justo al norte de las Islas Orcadas del Sur, girando en sentido contrario a las agujas del reloj aproximadamente 15 grados por día.

Por tanto, en vez de derretirse lentamente como se esperaba, la desaparición de este gigantesco iceberg se retrasará hasta que abandone el fenómeno en el que se encuentra.

Columna de Taylor. Es el nombre de esta corriente giratoria insólita, una estructura oculta bajo las aguas, una maravilla de la dinámica de fluidos descrita en la década de 1920 por el físico Geoffrey Taylor. Esta corriente se produce cuando un fluido, como el agua del océano, fluye sobre un objeto sumergido en un sistema giratorio, como la Tierra. En este caso, el vórtice es causado por una especie de bache en el fondo del océano llamado Banco Pirie, una elevación de 100 km de ancho en el fondo del océano sobre la que la columna mantiene a su gigantesco “prisionero”.

Un obstáculo como este puede hacer que una corriente se divida en dos flujos, generando un vórtice giratorio entre los dos por encima del obstáculo. De esta forma, el famoso iceberg ha quedado atrapado dentro de este vórtice, girando continuamente. "El océano está lleno de sorpresas, y esta característica dinámica es una de las más alucinantes que jamás verás", explicaba a la BBC Mike Meredith, profesor del British Antarctic Survey.

El problema de la Antártida. Así las cosas, tenemos a este gigante de hielo dando vueltas sobre sí mismo y escapando a su inevitable destino (derretirse). Mientras, la Antártida se encuentra en su nivel más bajo de hielo marino invernal, y está perdiendo hielo a un ritmo acelerado. De hecho, la tasa de pérdida de hielo marino se ha multiplicado por seis en los 30 años anteriores a 2020.

Según un estudio publicado en Nature en 2018, la Antártida perdió aproximadamente 3 billones de toneladas métricas de hielo entre 1992 y 2017. La tasa de pérdida aumentó de unos 76.000 millones de toneladas métricas al año antes de 2012 a 219.000 millones de toneladas métricas al año en los últimos años. Hay que recordar que el derretimiento del hielo antártico contribuye significativamente al aumento del nivel del mar a nivel mundial.

Lo que se espera. Las estimaciones actuales sugieren que la pérdida de hielo antártico por sí sola es responsable de unos 0,4 milímetros de aumento del nivel del mar a nivel mundial por año. Si la capa de hielo de la Antártida occidental colapsara por completo, podría provocar un aumento de varios metros del nivel del mar, lo que afectaría profundamente a las comunidades costeras de todo el mundo.

Imagen | ESA, Christian R. Rohleder

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