Desde que se estrenara la película Tiburón en 1975, el gran blanco (Carcharodon carcharias), el escualo que protagoniza el filme, forma parte del acervo popular como uno de los depredadores más temibles (una percepción seguramente exagerada). Ahora sospechamos que una de sus primeras víctimas pudo ser otro tiburón, uno mucho mayor aún: el megalodón (Otodus megalodon). Un artículo publicado en Nature Communications añade pruebas a la teoría de que la competición por los recursos entre las dos especies fue determinante en la extinción de la más grande de ellas.
¿Qué dice esta teoría? El estudio añade pruebas a la hipótesis de que la aparición del tiburón blanco estuvo relacionada con la extinción del megalodón, el mayor tiburón que se sabe ha navegado los mares. Según el equipo, ambas especies se encontraron en la cúspide de la pirámide trófica (o pirámide ecológica) durante un cierto periodo de tiempo, compitiendo por los mismos recursos. En este caso no se cumplió el dicho y lejos de comerse al pez chico, el megalodón salió derrotado de la lucha por los recursos.
Según explican en el propio artículo “las especies simpátridas [que coexisten en un mismo territorio] C. carcharias y O. megalodón parecen haber ocupado un nivel trófico medio semejante, un hallazgo que puede guardar pruebas de la extinción del tiburón gigante megadentado del [periodo] neógeno”.
El megalodón. El megalodón vivió, como indican los autores, durante el periodo neógeno, una era geológica que se extiende desde hace unos 23 millones de años hasta hace unos 2 millones y medio de años, periodo que más o menos coincide con el tiempo que esta especie de tiburón vivió en la tierra antes de extinguirse hace unos 3,6 millones de años, durante la última etapa de la era neógena: el plioceno.
Esta especie de tiburón era inmensa, su nombre hace referencia al tamaño de sus dientes, prácticamente los únicos restos que ha dejado tras de sí. Se calcula que su tamaño triplicaba al del tiburón blanco, pudiendo superar los 20 metros y 60 toneladas.
No es la única teoría que explique la desaparición de este leviatán. Hasta ahora se han propuesto diversas teorías sobre por qué se extinguió este megadepredador. Los investigadores señalan algunas de estas teorías en el artículo, mencionando posibles cambios en el clima, la reducción en la población de animales de los que se alimentaba, o la competencia por recursos con otras muchas especies. Entre ellas el tiburón blanco.
Recopilando nuevas pruebas. La de que el tiburón blanco llevó a la extinción al megalodón no es por tanto una teoría nueva. El trabajo de este equipo de investigación lo que hace es aportar nuevas pruebas. Para ello analizaron el Zinc 66 (66Zn), un isótopo del zinc en el que se suman 36 neutrones a los 30 protones del elemento.
Este isótopo tiene dos características que permiten el análisis. Por una parte, es muy estable, por lo que su concentración no varía notablemente en el tiempo. Por otra, su presencia está correlacionada con la posición del propietario del diente en la cadena trófica, a menor concentración más alto el puesto.
Los investigadores compararon la presencia de 66Zn en dientes recientes y en muestras fósiles y descubrieron que los valores medios eran semejantes. De ahí llegaron a la conclusión de que ambas especies coexistieron en la cima de la pirámide trófica hasta la extinción del megalodón, lo cual implicaría que existiría al menos cierto solapamiento en las especies de las que se alimentarían.
Siguiendo el rastro de los dientes. Los dientes nos dicen mucho sobre la alimentación de especies ya extintas (y de los primeros miembros de otras que todavía rondan la Tierra), pero en el caso de los megalodones y otros tiburones, son los dientes los que nos cuentan su historia completa. Principalmente porque los esqueletos cartilaginosos de estos animales no se conservan como los de otras especies prehistóricas.
Los dientes nos pueden también explicar cuándo tiburones como el gran blanco comenzaron a alimentarse de mamíferos, atendiendo a la forma serrada de algunos de estos dientes, más capaz de manejarse a través de las capas grasas de los animales. Así lo explica Robert Boessenecker en declaraciones recogidas por El País. Boessenecker es uno de los proponentes de la teoría de que la aparición del tiburón blanco estuvo vinculada a la desaparición del megalodón.
Una combinación de factores. Esta teoría sobre la extinción del megalodón no se contrapone a las anteriores. Es más, lo más probable, señalan los autores, es que varios factores se combinaran para llevar a la extinción a este monstruo marino. Más investigación será necesaria para terminar de desentrañar cómo fue la coexistencia de estos depredadores en la cúspide.
Imagen | Gerald Schömbs
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