Si decimos que hay otra especie además de la humana que ha probado con la agricultura, pensaremos en nuestros parientes más cercanos, chimpancés, bonobos, gorilas y otros simios. Quizá incluso podamos recordar que hay algunas aves capaces de utilizar herramientas, o en la inteligencia y la destreza de los pulpos. Sin embargo el protagonista de este hallazgo es un pequeño roedor norteamericano: la tuza de bolsillo del sudeste, Geomys pinetis.
La clave, en la fertilización. Las tuzas de bolsillo son un tipo de roedor que puede encontrarse en Norteamérica, América Central y Colombia. Las tuzas, también conocidas como geómidos, viven en madrigueras y es precisamente en ellas donde un grupo de investigadores de la Universidad de Florida encontró algo curioso, que estos animales de hábitos subterráneos no parecían simplemente alimentarse de las raíces que aparecieran en sus madrigueras.
La investigación, publicada en la revista Current Biology explica cómo estos roedores cuidan y recolectan las raíces en los túneles en los que viven, en lugar de cavar túneles en busca de nuevas raíces. Estos animales reciben una parte importante de sus nutrientes (entre un 20 y un 60% según los autores) de estas raíces, pero el trabajo de excavar túneles para su búsqueda no les resulta rentable, es mejor esperar a que las raíces crezcan en los túneles ya existentes antes de seguir cavando.
Estas tuzas cuidan sus plantaciones, fertilizan el terreno con sus propias deposiciones, con lo que las raíces de los pinares de las que se alimentan crecen de las paredes de sus hogares como los troncos de estos árboles crecen en la superficie. En palabras de Francis Putz, coautor del trabajo “las raíces crecen como estalactitas y estalagmitas. Cubren las paredes de sus túneles”.
Descubrimiento casual. Este descubrimiento tiene su origen en el sistema de tuberías de alcantarillado. Las tuberías subterráneas sufren a menudo por culpa del crecimiento de las raíces de pinos y otras especies. El equipo quiso averiguar cómo hacían las tuzas para que el crecimiento de las raíces no afectara a las complejas redes de madrigueras que cavan bajo tierra.
Comprobaron que las tuzas lejos de sufrir el problema, echaban leña al fuego, abonando y cuidando las raíces para poder alimentarse de ellas.
Definir la agricultura. Loa autores del artículo explican que son conscientes de que la definición de agricultura que toman es bastante relajada. La diferencia está en el sembrado. Mientras que la agricultura humana puede dividirse en tres fases: sembrado, cuidado y recolección, la de las tuzas no implica el sembrado de sus plantaciones, sino que depende del crecimiento silvestre de los pinos bajo cuya sombra habitan.
Putz explica que, sibien para muchos es la siembra del cultivo lo que constituye la agricultura, las técnicas de horticultura, el cuidado de cosechas que no han sido plantadas por los individuos es muy relevante no solo en las sociedades animales, también en las humanas.
Lo cierto es que bajo esta definición, las tuzas de bolsillo no son los únicos agricultores que podríamos considerar, aunque sí los únicos mamíferos (aparte de los humanos, claro). Se han observado comportamientos parecidos en escarabajos, termitas y hormigas. Especialmente fascinante es el caso de las hormigas cultivadoras de hongos.
La importancia de la agricultura. Desde que el ser humano comenzara a desarrollar la agricultura hace más de 10.000 años (dar una fecha aproximada del desarrollo de la agricultura es complicado), hemos ido progresivamente transformándonos, pasando de ser una especie de cazadores-recolectores a una sociedad sedentaria y con un nivel de desarrollo inconcebible para nuestros ancestros.
Uno de los motivos por los que es complicado poner una fecha al inicio de la civilización es precisamente por lo gradual de este proceso. Es perfectamente posible (probable incluso) que la agricultura no se inventara de la noche a la mañana y quizá en sus primeras fases tuviera más que ver con añadir el cuidado de las plantas a la recolección de los frutos.
Por eso, estudiar el comportamiento de algunos animales puede darnos a los humanos pistas sobre nuestra propia identidad, sobre cómo avanzamos paso a paso hasta convertirnos en las complejas sociedades interconectada que poblemos la Tierra.
Ningún animal resultó dañado. Los autores aclaran que ninguna tuza resultó dañada en su investigación, aunque alguna resultaría irritada por culpa de la irrupción de los científicos, comentan. Más allá de abrir el debate sobre lo que puede considerarse agricultura, los investigadores confían en que su trabajo sirva para llamar la atención sobre este animal, inofensivo pero a veces considerado una plaga y otras olvidado del continente norteamericano.
Imagen | Wikimedia Commons
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