El descubrimiento también ha servido para poner un poco de orden al caos taxonómico de la planta en el archipiélago
Los picos más grandes de las Islas Canarias incluyen algunos de los volcanes más destacados de España y del viejo continente, tanto por su altitud como por su relevancia geológica. Sin embargo, un equipo de investigadores que se encontraba en el archipiélago desarrollando un estudio taxonómico ha dado con algo sorprendente en los volcanes más alto y antiguos: rosas silvestres que nadie había visto hasta la fecha.
El estudio. El trabajo, liderado por los investigadores Pablo Vargas, Manuel Nogales y Modesto Luceño, se ha publicado en Flora Montiberica sorprendiendo a los expertos. Al parecer, dieron con tres especies nuevas de rosas silvestres en los volcanes del Roque de los Muchachos de La Palma, en las Cañadas de El Teide, y en la caldera de Tejeda en Gran Canaria.
Para ser más exactos, se trataría de rosas cultivadas que proceden de la domesticación de las silvestres. En concreto, el género Rosa, con unas 150 especies precursoras de los rosales cultivados, que ha sido estudiado y manipulado desde hace siglos en Europa, América y Asia.
La rosa y su historia. Obviamente, no hablamos de una planta más. El Género Rosa tiene una historia que se remonta a millones de años. Para que nos hagamos una idea, las rosas silvestres han existido desde hace más de 35 millones de años, con fósiles encontrados en América del Norte. Originarias de Europa, Asia y el norte de África, se cree que comenzaron a cultivarse hace unos 5.000 años en China y Oriente Medio.
Reconocidas a simple vista a lo largo de la historia, estas plantas se han valorado por su belleza, fragancia y simbolismo. Se sabe, por ejemplo, que en la Edad Media se cultivaban en los jardines monásticos por sus propiedades medicinales. El siglo XIX fue testigo del auge de la hibridación, lo que permitió la creación de nuevas variedades, dándole a la rosa un lugar destacado en la horticultura moderna y en la cultura popular. Tanto es así, que hoy el género incluye cientos de especies y miles de híbridos cultivados en todo el planeta.
Las “nuevas” rosas. Tal y como explican en su trabajo los investigadores del CSIC, las tres nuevas especies de rosas silvestres muestran una combinación de características que hasta ahora nadie había registrado ni avistado en otras similares, ya sea en Europa o en el resto de las poblaciones de Canarias.
Un encuentro fortuito, ya que el equipo se encontraba desarrollando un estudio cuando descubrieron las rosas silvestres no descritas ni catalogadas hasta el momento. Según ha explicado Vargas, “proponemos tres especies nuevas para la ciencia encontradas en los volcanes más altos y antiguos de las islas Canarias: en el Roque de los Muchachos de La Palma (R. roque-muchachensis), en las cañadas de El Teide (R. cannadas-teydensis), y en la caldera de Tejeda en Gran Canaria (R. gran-canariae)”.
Confusión con la rosa “canaria”. Como describen en el trabajo, el problema que se ha dado en las islas es doble, ya que a la escasez de poblaciones se suma la complejidad taxonómica de las rosas del archipiélago. Como resultado de ello, hay numerosos registros confusos desde principios del siglo XX y no hay clasificación actualizada para las islas, de ahí que iniciara el estudio taxonómico de las rosas presentes.
A este respecto, Vargas también ha señalado que “sobre la base del tratamiento taxonómico actual adoptado para las rosas europeas en las últimas seis décadas, proponemos un mínimo de seis especies de rosas caninas (sección Caninae) para el archipiélago canario, de las cuales solo dos ya han sido citadas: Rosa micrantha y R. rubiginosa. Algunos caracteres clave encontrados en otras poblaciones distribuidas en Gran Canaria y La Gomera encajan en el concepto de una tercera especie ya conocida en Europa: R. nitidula Besser”.
Problemas de ejemplares. El equipo de investigadores analizó en detalle hasta 19 caracteres clave para el estudio del género Rosa en Canarias, indicando que no se conocen bien las especies de rosas de las islas porque sus colonizadoras europeas y africanas son de difícil identificación por diversas causas.
La principal, una profunda confusión respecto a los nombres correctos de las especies, “por falta de ejemplares tipo para muchos tipos vaciedades europeas; sólo publicadas breves descripciones originales; una hibridación generalizada entre especies que dificulta distinguir entre híbridos recientes o estabilizados; y el estudio de un género muy atractivo para los jardineros y botánicos que ha producido la publicación de un elevadísimo número de sinónimos de difícil asignación”, zanjan.
Para el estudio y hallazgo de estas tres nuevas especies, recolectaron ejemplares de rosas silvestres y estudiaron un total de 75 en los herbarios de la Universidad de La Laguna (TFC), del Jardín de Aclimatación de la Orotava (ORT) y en el herbario del Real Jardín Botánico-CSIC de Madrid (MA).
Imagen | CSIC
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