Y eso está atrayendo a cientos de empresas francesas, alemanas y portuguesas a las islas Británicas
Vayamos a las cifras: la producción de vino del Reino Unido se ha duplicado en muy poco tiempo y, de hecho, la superficie plantada con vides ha aumentado un 75% en los últimos cinco años. Aún no son grandes cantidades, pero las cosechas cada vez son mejores y el sector cada vez mueve más dinero.
Londres quiere ir más allá: dejar de ser solo uno de los mayores consumidores de vino de Europa para convertirse también en uno de los grandes productores.
Y el culpable de todo esto es el cambio climático.
¿El cambio climático? Si la primera pregunta que se nos viene a la mente es "¿Qué tiene que ver el cambio climático con todo esto?", la respuesta me temo que es "absolutamente todo". Otro dato sencillísimo sirve para ilustrarlo: En 2022, Jerez inició su vendimia más temprana desde que hay registros y, creedme, en el marco de Jerez los registros son muy precisos.
Estos últimos años, las fechas han sido mejores (con matices), pero marcan una tendencia clara: en muchas zonas viticultoras de referencia histórica la escasez de precipitaciones y las temperaturas más altas de lo habitual están poniendo en apuros a los viñedos: complica su desarrollo y la maduración de las uvas.
¿Y esto no afecta al Reino Unido? Claro que sí. 2023 fue el año más caluroso jamás registrado en el país. Pero lo que en jerez es un problema, en las islas británicas (donde, pese a tener viñas desde la época romana y producir comercialmente desde los 60, nunca se ha dado bien el vino por el frío y el mal tiempo) se vuelve una bendición.
A finales de 2022, la Universidad de Reading publicó un informe donde se concluía que "una quinta parte del Reino Unido podría tener condiciones climáticas adecuadas para cultivar uvas chardonnay en 2050". Esto convierte al sureste, el este y el centro de Inglaterra en la gran promesa del vino mundial.
Hasta el punto de que Knight Frank, la mayor consultora inmobiliaria del mundo, considera que Gran Bretaña es"la región vinícola de más rápido crecimiento del mundo".
Y es que, al buen tiempo, se le suma el dinero. No se trata, por supuesto, de que el Reino Unido pueda ser un competidor serio en el corto plazo. Ahora mismo hay menos viñas plantas en Inglaterra de las que hay en la denominación de origen de las Rías Baixas. Se trata de posicionarse en un mundo demasiado impredecible para negocios que llevan siglos haciendo esencialmente lo mismo.
Como explicaba nuestro compañero Jaime de las Heras, Symington Family Estates, uno de los grandes productores de Portugal, ha comprado el que quizás sea el viñedo más icónico de Inglaterra por 22 millones de libras. Pommery y Taittinger también se adentraron en el Reino Unido hace diez años e, incluso Henkel Freixenet adquirió la británica Bolney Wine Estate en 2022.
Hay mucho dinero entrando ahora mismo en el sector británico del vino y los expertos ya hablan de un fenómeno parecido a "lo sucedido en Napa Valley en los años 70".
Imagen | Ales Maze / Hugo Sousa
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