Hablamos de algo equivalente a los SuperNiños de 2015-16 y 1997-98
El del 97 supuso un daño de 5,7 billones de dólares
El Centro de Predicciones Climáticas acaba de publicar la actualización de sus análisis sobre El Niño. A estas alturas del año, hay casi un tercio de posibilidades de que el evento alcance niveles "históricamente fuertes".
¿De qué hablamos cuando hablamos de El Niño? Lo que conocemos como El Niño-Oscilación Meridional (o ENSO, por sus siglas en inglés) es un fenómeno climático cíclico (aunque algo irregular) que tiene grandes efectos sobre el clima mundial. Durante la fase cálida (durante El Niño propiamente dicho), la falta de vientos alíseos que refresquen la superficie hace que la temperatura de las aguas del Pacífico se dispare.
Y eso, precisamente eso, desbarajusta todos los sistemas meteorológicos de la Tierra, provocando que los termómetros de todo el planeta se disparen. Como explican desde AEMET, "El Niño, a través de diferentes teleconexiones atmosféricas, da lugar a condiciones más secas de lo normal en determinadas partes del mundo; mientras que en otras provoca más precipitaciones. Unos países tienen que lidiar con sequías importantes y otros, con lluvias torrenciales".
El NIño de hoy. Ya habíamos descartado un El Niño suave, parecido al de 2019. Pero durante meses la situación estaba bastante contenida y la idea de que nos encontrábamos ante un El Niño "moderado" o "fuerte" parecía ganar fuerza.
Sin embargo, según el último informe del CPC, la probabilidad de que tengamos un evento "fuerte" entre los meses de noviembre de 2023 y enero de 2024 están entre el 75 y el 85%, pero eso no es lo peor. Lo peor es que hay casi un tercio de probabilidades de que vaya un paso más allá y se convierta en un evento que compita con los "SuperNiños" de 2015-16 y 1997-98.
¿Qué significa esto? Hace unos meses, un equipo de investigación del Dartmouth College estimó en 'Science' que, tras El Niño de 1982-1983, los efectos financieros se notaron durante más de media década. Fueron unos 4,1 billones de dólares. El Niño de 1997-1998, por su lado, produjo un daño al crecimiento económico mundial de alrededor de 5,7 billones de dólares.
En términos globales, sería un 3% del PIB estadounidense entre 1988 y 2003, pero en otros muchos países superó el 10%. En Ecuador, por ejemplo. Entre el 1997 y el 1998, su producto interior bruto cayó diez puntos. Si extrapoláramos esas cifras al día de hoy, serían 10.948 millones de euros, desvaneciéndose sin más. Es para estar preocupados.
Eso solo a nivel más local. A nivel global, la fuerza de El Niño se relaciona con las temperaturas. "Hay un 98 % de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, así como el lustro en su conjunto, sean los más cálidos jamás registrados", son palabras de Organización Meteorológica Mundial.
No es una predicción muy arriesgada teniendo en cuenta que llevamos haciendo temperaturas récords desde hace años, pero estamos viendo mediciones realmente extrañas (como la del último septiembre) y echar más leña al fuego no tranquiliza a nadie.
Los efectos en España suelen ser paradójicos. Esta es quizás la buena noticia: una obviedad geográfica, que España está muy lejos del Pacífico ecuatorial. Y los efectos parecen relacionarse con otoños (más) lluviosos (de lo normal) en la península.
El motivo es que, a diferencia de La Niña, el Niño nos pone bajo la influencia de una circulación subtropical más intensa de lo normal. Y eso (sobre todo, cuando la NAO es negativa) se traduce en condiciones favorables para que las borrascas atlánticas lleguen hasta la Península. Algo muy parecido a lo que vamos a ver en los próximos 10 días. No es una ciencia exacta, pero la correlación está ahí.
¿Estamos preparados? No faltan experto que dicen que no, que el mundo no está preparado para otro SuperNiño. 2022 fue un año extremadamente caluroso en todo el planeta y lo fue pese a que La Niña lleva tres años conteniendo las temperaturas de todo el planeta. 2023, por su lado, está generando cosas muy extrañas y eso que es un año de transición. 2024 es un enigma.
Por eso, todos los países ribereños del Atlántico llevan meses preparándose y la economía mundial hace lo que puede para metabolizar todas las tensiones, crisis, guerras y problemas antes de que el impacto de El Niño la golpee de nuevo.
En Xataka | "Es tan extremo que es difícil de creer": las previsiones de El Niño dibujan un evento de una intensidad inédita.
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