Las noticias que hablan de planes para traer de vuelta de la extinción a diversos animales perdidos tiempo atrás (desde el mamut hasta el tigre de Tasmania) siguen siendo parte de nuestro día a día. Tal es el interés que incluso la CIA, la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, ha colaborado en proyectos como el de resucitar el dodo. Y esto nos ha hecho preguntarnos ¿qué tiene este animal para generar tal interés?
Un ave fénix. Detrás de los tres proyectos más renombrados para recuperar animales extintos está la misma empresa biotecnológica, Colossal Biosciences. La empresa ha dado un importante paso en el proyecto para recuperar de la extinción al dodo (Raphus cucullatus), el de descifrar su genoma completo.
Los proyectos de deextinción tienen, eso sí, una importante limitación. Estrictamente, el animal que resultará de este trabajo de deextinción no será un dodo sino un híbrido cuyos genes lo harán asemejarse lo más posible al dodo. Para este proceso será necesario valerse de algún ave genéticamente cercana al dodo. Según la empresa, las palomas y los buitres son las especies más cercanas al dodo, destacando la paloma de Nicobar, otro animal en peligro de extinción.
El valor cultural del dodo. ¿Qué tiene esta ave para convertirse en uno de los tres proyectos de una empresa como Colossal? Según la propia compañía, el valor cultural del ave parece haber jugado un papel fundamental. “[El dodo] es un símbolo de la extinción causada por el hombre. Un ejemplo claro del precio del descuido”, explica la misma compañía al respecto.
El descubrimiento y la pérdida del dodo sucedieron a comienzos de la época caracterizada por el afán exploratorio de la humanidad. Fue un ave exótica cuyo descubrimiento llamó la atención de los coetáneos para pronto convertirse, un siglo después, en una de las primeras extinciones documentadas.
Historia natural. Parte de su valor cultural se debe también al hecho de ser un ejemplo perfecto a la hora de entender cómo evolucionaban las especies y, aún más, cuándo desaparecían. El dodo fue una especie endémica de una sola isla, Mauricio. El dodo es un ejemplo claro del fenómeno llamado gigantismo insular.
Los antepasados del dodo probablemente fueron aves voladoras que se toparon con una isla prácticamente desprovista de vida animal y por tanto de depredadores naturales. Una vez ahí las aves fueron creciendo en tamaño y, ante la ausencia de depredadores o la necesidad de desplazarse, perdieron su capacidad de volar.
Hasta que llegaron los humanos y, con ellos las amenazas para el dodo, un ave que tan solo ponía un huevo al año y sin instinto de autoprotección alguno. Los dodos no solo fueron cazados por los visitantes, sus huevos también eran consumidos por los animales que llegaron a la isla en los navíos de los exploradores y colonizadores.
Tres proyectos. Hay otro factor importante que señala la empresa al hablar de su proyecto para recuperar el dodo. La empresa cuenta hoy por hoy con tres proyectos para recuperar animales extintos. Los dos restantes, el mamut lanudo (Mammuthus primigenius) y el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus) son mamíferos, siendo el dodo la única ave del trío.
La empresa asegura tener la vista puesta en la protección de la biodiversidad aviar en general, ante lo cual el dodo sería tan solo un punto de partida hacia la recuperación de las especies de pájaros que hemos perdido pero también ante las que puedan estar en riesgo hoy en día o en un futuro cercano.
Más allá de los motivos para elegir una u otra especie, parece que los avances en deextinción, pese a las limitaciones de la tecnología, van en serio. Existen numerosos motivos, más allá de la conservación de especies, para el desarrollo de estas tecnologías, y la empresa ha puesto 2027 como fecha para la recuperación del dodo. Si es así habremos necesitado mucho menos tiempo en recuperarlo que el que tardamos en extinguirlo.
Imagen | William Hodges, Commons
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