Hay eventos naturales tan brutales que, aunque pasen siglos, son recordados por las consecuencias directas y las indirectas que tuvieron, como el terremoto de Lisboa que se llevó más de 100.000 vidas y que supuso el nacimiento de la sismología moderna en 1755. Otros no dejaron rastro en nuestra civilización porque ésta misma aún ni existía, como ocurre con los dos tsunamis que originó el núcleo que ahora conocemos como Teide, uno de ellos de hasta 130 metros de altura.
Se trata de algo que ocurrió hace unos 170.000 años y de lo que se supo tras un estudio publicado en Nature. El que es el pico más alto de España (3.718 metros sobre el nivel del mar) es también un volcán que se considera activo, con seísmos puntuales y otros eventos que no llegan a ser una erupción como la de este mismo 2021 en el monte Fagradalsfjall, en Islandia (que acabó siendo una atracción turística), pero que pese a lo "calmado" que parece fue responsable de que esa gran ola cubriese gran parte de Tenerife hace milenios.
Las pistas de la piedra pómez
En este caso, tal y como explicaron los investigadores, las pistas de los tsunamis las dieron ciertos depósitos de materiales en determinados estratos de la isla del archipiélago canario, a diferencia de otros tsunamis gigantes antiguos que se infieren sobre todo por simulaciones, como el que habría causado el meteorito que participó en la extinción de los dinosaurios. Concretamente, se refirieron a gravas marinas con piedra pómez en los flancos noroccidentales de Tenerife.
Según describen, la estratigrafía de los depósitos de tsunamis y la caracterización de los fragmentos (clastos) de piedra pómez encontrados en dichos depósitos permiten distinguir al menos dos tsunamis sucesivos, pudiendo identificar su posible origen y así demostrar la asociación entre una falla masiva de flanco y una erupción explosiva. Así, describen lo ocurrido como un escenario completo de colapso de flancos, gran erupción explosiva y posteriores tsunamis, llegando uno de ellos hasta los 132 metros.
La reconstrucción de los hechos
Aunque puede que nos sea familiar por ser algo recurrente en el cuidado de los pies, la piedra pómez o pumita es una roca ígnea que a veces protagoniza erupciones de tipo pliniano o vesubiano (muy violentas). Los investigadores vieron que había restos de piedra pómez altamente viscosa y fibrosa y de color verde claro que se rodeaban de grava, viendo que una capa de arena gruesa (de 40 centímetros) se intercala entre lo que fue el flujo de lava y los depósitos traídos por los tsunamis.
Como decíamos, el análisis de los sustratos y la deposición de materiales permite ir reconstruyendo escenarios del pasado, al menos de manera aproximada. En este caso, el tsunami más reciente y más alto ocurrió hace unos 178.000 años en el Bajo Teno y la Playa Arena y no fue algo inmediato a una erupción volcánica, mientras que el otro fue hace 194.000 años en El Puertito.
En este caso, las simulaciones numéricas sobre las fallas en el flanco norte de Tenerife confirman que un gran evento volcánico desencadenó una enorme avalancha en dicho flanco y que esto provocó olas lo suficientemente altas como para sumergir el cono de Taco, donde los depósitos de tsunami se han conservado a una altitud de 132 metros.
Los investigadores argumentan que la estratigrafía y composición de los depósitos sugieren al menos dos tsunamis sucesivos y destacan la vinculación entre la falla del flanco y la erupción explosiva. Según sus datos, el agua habría llegado a cubrir con 50 metros de espesor la zona afectada.
Así, la intensa actividad volcánica del momento habría provocado un gran evento que, a su vez, creó una enorme avalancha en el flanco norte del actual Teide. Esto habría hecho que el deslizamiento rocoso dejase depósitos que llegarían hasta unos 80 kilómetros de distancia de la costa tinerfeña.
Este evento volcánico se coronó con una gran erupción, violenta y capaz de cubrir con flujos de lava gran parte de la isla. Y no sólo eso, según detallan en Ciencia Canaria también originó la Caldera de Las Cañadas y un valle denominado La Guancha-Icod.
La consecuencia de todo esto en el mar, concretamente de ls movimientos sísmicos, sería ese monstruoso tsunami de más de 130 metros. Por tanto, aunque no es nada raro encontrar piedra pómez en un área volcánica, lo peculiar en este caso es que fue el enorme torrente de agua el responsable último de dichos depósitos.
La tierra se va a seguir moviendo aunque el Teide esté adormecido
¿Sigue en riesgo Tenerife o alguna de las islas cercanas? Los investigadores apuntaron que estudios como éste pueden ser clave para evaluar de manera integrada el riesgo de volcanes y tsunamis y aludían a que "los sistemas de monitoreo y alerta no son adecuados para hacer frente a tales eventos", pero que el riesgo de tsunami en el archipiélago canario es relativamente bajo, pero haberlos los puede haber y los ha habido (por suerte, no siempre de 130 metros ni mucho menos).
El primer tsunami en Canarias del que se tiene registro oficial fue en 1402, contándose un total de once según la Revisión sobre los tsunamis históricos en Canarias: implicaciones para la reducción de riesgos (de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife y de la Universidad de La Laguna). Inés Galindo, jefa de la unidad territorial del IGME en Canarias y una de las autoras de esta revisión, comentaba que sí se debería tener más consciencia de este riesgo, sin que sea un miedo que bloquee aspectos como la vida normal o el turismo, pero simplemente para que pueda haber una previsión correcta.
Imágenes | Nacho Pintos, Ronny Siegel
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