Es hora de afrontarlo, los gatos son un problema: el primer censo mundial revela que comen hasta 2.000 especies (y 350 están en peligro)

Muy monos y simpáticos, pero los perros lo saben bien: son máquinas de matar

Al fin y al cabo, ¿qué es un gato? El rey de internet es una cosa tierna, cuqui, blandita y preciosísima que, en su interior, esconde una máquina de matar.

Y, claro, eso genera muchísimos problemas. 

¿No estamos exagerando un poco? Nunca he ocultado que a mi los gatos no me caen bien, pero eso no tiene nada que ver con esto. El mejor ejemplo de esto fue el "experimento natural" que ocasionó la llegada de los felinos al continente americano. La llegada de estos bichos conllevó la desaparecieron más de 40 especies de cánidos. De hecho, el impacto de los "gatos" en el desarrollo de las especies de cánidos norteamericanos fue mayor que los cambios climáticos o los problemas ecológicos.

Son unas puñeteras máquinas de matar. 

Y el mundo es su menú. Porque es posible que no les guste el dulce, pero será de las pocas coas que no les gustan. Según un estudio que ha publicado la revista Nature Communications, los gatos domésticos en libertad (incluidos los salvajes) comen más de 2.000 especies. Eso significa muchas cosas, pero sobre todo una: en la medida en que su población no deja de crecer, son una auténtica bomba ecológica.

"Los gatos comen mucho más de lo que pensábamos". Afirmaba Christopher Lepczyk, profesor de ecología de la Universidad de Auburn y uno de los autores del estudio. Y de formas mucho más variadas de lo que pensábamos, cabría decir.

Porque aunque casi la mitad de las especies fueron aves (seguidas de reptiles y mamíferos), al hacer el censo de todo lo que son capaces de comer los gatos, los investigadores encontraron desde insectos (mariposas, polillas o libélulas) hasta camellos, vacas o tortugas marinas.

Parece probable que los camellos fueran consumidos como carroña y las tortugas cuando eran cías, pero (como señalaba Lepczyk) "es significativo". No hay que olvida que, de entre todas ellas, casi 350 estaban en peligro de extinción (o en riesgo de estarlo). Un gato suelto en un sitio sensible es un peligro.

¿Qué hacemos con los gatos? Porque aunque los gatos domésticos (que pasean en libertad) son una parte nada desdeñable del problema, los gatos callejeros juegan un papel central de todo esto. Y no parecen algo fácil de gestionar.

Lepczyk reconocía que el hecho de que no aparezcan recomendaciones "políticas" en su tabajo no es un descuido. Es un tema sensible y hay que dar pasos también desde la propia ciencia animal para analizar cuales son los mecanismos más potentes de intervención.

Lo que está claro es que en muchos sitios los gatos se han convertido en especies invasoras y tomamos cartas en el asunto o podemos perder mucho. La biodiversidad nunca tiene segundas oportunidades.

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Imagen | Hannah Reading

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