La hormiga roja de fuego ha llegado a Europa. Los expertos tienen claro qué hacer: exterminarla "cueste lo que cueste"

88 nidos cerca de la ciudad siciliana de Siracusa acaban de poner a media Europa en alerta: la hormiga roja de fuego, una de las especies más invasoras del mundo, ya está en el continente y parece solo cuestión de tiempo que se extienda por España.

Y no, no la llaman "de fuego" por casualidad.

Solenopsis invicta. Originaria de Sudamérica y famosas por su dolorosa picadura, la hormiga roja de fuego es "una amenaza de orden mundial". No solo porque tiene un impacto descomunal en impacto en los ecosistemas locales, la agricultura y la salud humana; sino porque, como señalaba en el SMC España Joaquin L. Reyes-López, profesor de Ecología de la Universidad de Córdoba, "las experiencias [de control] llevadas a cabo en EE. UU. o Australia no han frenado su expansión".

Una pésima noticia ecológica, económica y sanitaria. El artículo de Current Biology, aporta "datos claros, contundentes y apoyados por material audiovisual" de que la hormiga se ha hecho fuerte en cinco hectáreas de las afueras de Siracusa. Una pésima noticia si tenemos en cuenta la facilidad con la que puede moverse por todo el territorio de la Unión y que, en Estados Unidos, se estiman pérdidas de unos 6.000 millones de euros al año por su impacto medioambiental.

A nivel sanitario, como explica también Elena Angulo, investigadora en la Estación Biológica de Doñana, "tiene una picadura muy fuerte, que puede causar reacciones alérgicas importantes en las personas e incluso producir la muerte". No es una anécdota, es un problema bastante serio.

¿Picadura? Un dato importante es que, a diferencia de la inmensa mayoría e hormigas europeas, las rojas de fuego tienen un aguijón en el abdomen: pican. Es algo muy raro en nuestras latitudes (donde ese aguijón se fue perdiendo evolutivamente), pero relativamente común en los trópicos.

No obstante, el problema no es ese. El problema es que, a diferencia de otras especies, a esta le gusta instalarse cerca de donde hay actividad humana. Es difícil erradicarlas y, además, son extremadamente molestas; pero es que, por si fuera poco, se instalan muy cerca de nosotros.

Menchetti y cols (2023)

Cuánto nos afecta realmente. Bastante. El mismo trabajo establece que las hormigas rojas de fuego podrían llegar a establecerse sin problemas en el 7% del territorio europeo. Ese 7% incluye la mitad de las áreas urbanas del continente. No obstante (y para nuestra desgracia), hace especial hincapié en que las ciudades costeras del Mediterráneo (las que están interconectadas a través de los puertos) son las que más riesgo tienen. Si los modelos climáticos tienen razón, la situación será cada vez peor.

"Cueste lo que cueste". Angulo señalaba que "en países que temen su llegada, como Japón u otros países del Pacífico, se gastan millones de euros en su prevención. Por ello, es una prioridad para Italia (y Europa) realizar una erradicación temprana de la especie en la zona de Siracusa, cueste lo que cueste; porque de ser exitosa, ahorraría graves problemas sanitarios y económicos al país".

En nuestro caso y teniendo en cuenta que hemos encontrado las hormigas de Siracusa casi por casualidad, "España debería ahora enfocar su vista hacia la prevención, controlando minuciosamente las vías de entrada en los puertos, así como las importaciones susceptibles de contaminación por la hormiga de fuego, y estando preparados para una respuesta rápida". 

"Evitar nuevas entradas y posibles establecimientos en Europa es crucial, para evitar los impactos socioeconómicos que conllevaría una expansión incontrolada”. Y España, por el peso del sector agrícola, se juega mucho más que otros.

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