El humo de los incendios de Canadá ya se ve en Madrid: es algo rarísimo, pero más vale que nos acostumbremos

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Es curioso porque, cuando a principios de junio analizábamos cómo los incendios de Canadá había teñido de naranja el cielo de Nueva York, no imaginábamos que la segunda parte del titular (el "Podemos ir tomando nota") iba a ser tan literal. Ayer mismo, el humo de Canadá entró en la península por Galicia y ya se puede ver incluso en Madrid.

Extraños amaneceres. "Extraño amanecer el de este martes en Madrid, con el sol anaranjado y velado por el humo procedente de los incendios de Canadá". Lo decía en redes sociales Rubén del Campo, el portavoz de AEMET, y la verdad es que, pese a que llevamos unos años rarísimos, "extraño" parece una palabra de o más apropiada.

¿Cómo definir una nube de humo que ha viajado más de 7.000 kilómetros y es fácilmente identificables en toda la parte noroccidental de la península?  Porque incluso si "el desplazamiento de humo de largo alcance a escala intercontinental no es tan inusual cuando aumentan las emisiones de los incendios" (como señalaba en El País Mark Parrington, del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus), la cantidad de tierra quemada en Canadá sí que lo es.

Canadá, en llamas. Mientras escribo esto, Canadá ya ha superado los 7,2 millones de hectáreas calcinados este año. En torno a 1,4 millones, de hecho, han ardido solo en la última semana. Es mucho. Según las estimaciones actuales, en España ardieron en 2022 (uno de los peores años que se recuerdan) ardieron 310.000 hectáreas.

Es cierto que Canadá es enorme, pero incluso teniendo eso en cuenta las cifras dan auténtico pavor: mientras escribo esto, hay 492 fuegos activos; 257 de los cuales están fuera de control.

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La otra calima. Durante los últimos años, hemos hablado mucho de la calima. Es decir, de la alta presencia de partículas sólidas  suspendidas en la atmósfera. Siempre que la explicábamos decíamos que hay una calina provocada por el polvo en suspensión (la más típica en España gracias al Sahara), pero hay otra que tiene que ver con los incendios forestales.

A partir de ahora, no habrá que recurrir a ejemplos lejanos: la "otra calima" ha hecho acto de presencia en España a más de 7.000 kilómetros de distancia del lugar del incendio.

¿Generará problemas de salud? No lo parece. La banda de humo está a alturas muy altas y AEMET no prevé grandes caída de la calidad del aire. Aunque, evidentemente, puede suponer algún problema puntual para personas con problemas respiratorios, los mayores inconvenientes relacionados con el humo serán un leve oscurecimiento del cielo en buena parte del país.

España, tierra de fuegos. Sobre el papel y con una tórrida primavera a sus espaldas, España podía esperar una temporada de incendios horrorosa. No es descartable que efectivamente sea así, pero no deja de ser cierto que las lluvias de las últimas semanas han mejorado un poco la situación del campo y el bosque.

Las palabras claves ahí son "un poco", claro. De nuevo, el anticiclón escandinavo es una baza a nuestro favor (porque, aunque no nos quitará las 'olas de calor', sí dará respiros importantes al país). Pero no debemos bajar la guardia porque, a poco que rascamos bajo la superficie, encontraremos las secuelas de una de las sequías más largas de las últimas décadas. Una de la que aún no nos hemos recuperado.

En Xataka | Los incendios de Canadá han teñido de naranja el cielo de Nueva York. Podemos ir tomando nota

Imagen | Copernicus

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