El iceberg más grande conocido ha comenzado a moverse. Son buenas y malas noticias

La masa de este bloque de hielo es de casi un billón de toneladas

Corte Iceberg
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A23a es uno de los mayores icebergs jamás conocidos por la humanidad. Ahora esta montaña helada se acerca a las aguas del Atlántico sur después de pasarse casi 35 años encallado en el mar de Weddell.

Reanudando la marcha. A23a está acelerando su paso mientras se encamina desde aguas del mar de Weddell hacia aguas del Atlántico sur. Este iceberg estuvo encallado en este mar situado a orillas de la Antártida hasta el año 2020.

A mediados de ese año el iceberg se liberó del lecho marino y comenzó a desplazarse hacia el norte, hacia aguas del Atlántico. La enorme masa de hielo va ganando velocidad y perdiendo masa conforme abandona las aguas del mar y se adentra en las oceánicas.

Un iceberg descomunal. Los 3.900 kilómetros cuadrados de superficie de este iceberg implican que supera en área emergida a cualquiera de las islas de España (el área de Mallorca es de algo más de 3.600 kilómetros cuadrados). Su volumen también resulta llamativo: 1.100 kilómetros cúbicos de hielo que surcan el mar.

Pero quizás la métrica más impresionante sea su masa: si sacáramos este iceberg del agua su peso sería de casi un billón de toneladas (980.000 millones de toneladas según los últimos cálculos). Estas métricas hacen que el A23a suela ser considerado el mayor iceberg sobre la faz de nuestro planeta.

Hasta que llegó su hora. A23a estaba destinado a retomar su marcha según señalan los expertos. La historia de este iceberg comenzó en 1986 cuando se desgajó junto con otras masas de hielo de menor tamaño de la plataforma de hielo de Filchner. El enorme iceberg no tardó en encallar en aguas del mar de Wedell, donde ha pasado buena parte de su existencia.

Los expertos señalan que la vuelta a las andadas de A23a se debe a los procesos naturales que afectan a los movimientos de los icebergs: “el consenso es que la hora había llegado”, explicaba a la BBC Andrew Fleming de la British Antarctic Survey.

Hacia la avenida de los icebergs. El iceberg pronto cruzará la península Antártica, adentrándose primero en el océano océano Austral, donde quedará a merced de la corriente circunpolar antártica, que previsiblemente lo arrastrará hacia el noroeste hacia aguas del Atlántico sur.

Esta ruta recibe a veces el nombre de la “avenida de los icebergs” debido al número de bloques de hielo que realizan este recorrido. Es probable que esta avenida ponga a A23a rumbo a la isla San Pedro (o Georgia del Sur), un antiguo enclave pesquero situado en el extremo sur del océano Atlántico.

Ahí el iceberg podría encallar de nuevo o podría continuar su marcha mientras su hielo va enfriándose y derritiéndose podo a poco.

De cal y de arena. El iceberg podrá ser estudiado por los miembros de la expedición antártica BIOPOLE, de la British Antarctic Survey. Los icebergs generan importantes efectos sobre la biología del entorno por el que cirrculan. Algunas positivas y otras negativas.

Algunos expertos, por ejemplo, señalan que si el iceberg acaba asentándose en el entorno de la isla San Pedro, algunos de los animales que lo habitan, como los pingüinos, podrían verse negativamente afectados al ver cambios en sus rutas de pesca.

Sembrando vida. Por otra parte, los biólogos marinos también señalan que los icebergs arrastran consigo sedimentos que son liberados a su paso según su hielo se va licuando. Esto aporta nutrientes a las aguas por las que circula, ayudando a que florezca la vida.

“Sabemos que estos icebergs gigantes provén nutrientes a las aguas por las que pasan, creando ecosistemas florecientes en áreas por lo demás poco productivas. Lo que no sabemos qué diferencia hay en ese proceso en función de cada icebergs concretos, su escala, y sus orígenes,” señala Laura Taylor, miembro de BIOPOLE

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Imagen | Rich Turner, British Antarctic Survey / ESA, Copernicus Sentinel

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