A vista de satélite parece una enorme costra blanca, un hueso bien pulido que asoma al sur de la península; pero el conocido como "mar de plástico almeriense" no es otra cosa que lo que indica su propio nombre: una vasta extensión de cubiertas plásticas, hectáreas y hectáreas de invernaderos que cuando se observan desde arriba, con ayuda de satélites, brillan por el reflejo del sol.
Igual que una roca de sal.
Los invernaderos que hoy salpican la región oriental de Andalucía y cubren el Campo de Dalías no siempre estuvieron ahí, sin embargo; ni siempre fueron tantos, ni tan "cegadores". A mediados del siglo XX las parcelas de la comarca del Poniente Almeriense, la que nos deja ahora las estampas más impresionantes, se dedicaban sobre todo al cultivo de cepas y la producción de uvas.
El mar que brotó en los 60
Que de aquella estampa se pasase a la actual, con hectáreas cubiertas de plástico, es en gran medida resultado del buen ojo de sus gentes. Hacia 1950 los dueños de las cepas estaban centrados en la producción de uva de mesa, una fruta de escaso valor en el mercado. Cuando empezaron a cubrir sus parras para protegerlas del viento y comprobaron cómo influía el calor en las cosechas, decidieron dar un giro a aquel cultivo de escasa rentabilidad: apostaron por el modelo intensivo, diversificaron y sentaron los cimientos de lo que hoy se conoce como “la huerta de Europa”.
La solución se tanteó en la década de 1960, experimentó un acelerón en los 70, tras las lluvias torrenciales de 1973 que arrasaron el campo, y ha ido expandiéndose a medida que crecían las propias localidades del entorno, como El Ejido o Roquetas de Mar. Hoy de las tierras almerienses brotan tomates, pimientos, melón, sandía, rosas o claveles. Y eso entre un largo etcétera.
Para tener una idea de cómo ha cambiado la región desde mediados del siglo pasado no necesitamos tirar de imaginación ni de descripciones. Los proyectos ortográficos que retratan la península y muy especialmente su litoral ayudan a seguir casi paso a paso la expansión del océano de plástico por las costas almerienses. Las primeras imágenes de esa secuencia datan de mediados del siglo XX, con los conocidos como "vuelos americanos"; y avanzan a lo largo de los 70, 80, 90 y las dos primeras décadas del XXI con los programas OLISTAT, SIGPAC o PNOA.
Hasta llegar a hoy en día, con las imágenes tomadas por la NASA o Google Earth.
La secuencia muestra bien cómo de ser un apéndice más de la costa almeriense, el Campo de Dalías ha pasado a convertirse en un fenómeno peculiar. Se ha cubierto de parches plásticos y "blanqueado" igual que la caña de un hueso reseco bajo el sol del Mediterráneo; tan brillante, tan fuera de la pauta, que su vista ha sorprendido incluso a la NASA, que en 2011 tomó una fotografía la vasta extensión de capotas que se reparten junto al Golfo de Almería. La misma estampa —eso sí, no tan llamativa— dejan otras zonas del litoral, como el entorno de Almeria o Campohermoso.
En 2018 un estudio elaborado Rabobank sobre horticultura en invernaderos calculaba que en Almería se concentraban algo más de 30.000 hectáreas dedicadas a la producción hortofrutícola bajo invernadero de forma permanente, tanto con plástico como con cristal. Para comprender su alcance ayuda saber que por toda España se reparten alrededor de 70.000, lo que convierte a nuestro país en el segundo del mundo por extensión “encapotada”, solo por detrás de China, con 82.000.
Son muchas, pero quizás en el futuro sean todavía más. En 2018 se calculaba por ejemplo que la superficie de invernaderos de Andalucía oriental había crecido alrededor de un 1,7% en cuestión de una campaña hasta rozar las 35.500 hectáreas. Buena parte se concentraban en Almería.
Si crecen o no es algo que podremos saber perfectamente. Vuelos ortográficos y satélites siguen atentos a su evolución, igual que lo han hecho desde mediados del siglo pasado.
Imágenes | Instituto Geográfico Nacional y Google Earth
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