Sin embargo es posible que el destino del submarino no sea tan preocupante como el destino de este glaciar antártico
Hace unos días, un equipo de investigadores perdía un submarino no tripulado que investigaba un glaciar. El llamado “glaciar del juicio final”.
Incidente en el glaciar. El equipo de investigadores de la Universidad de Gotemburgo a cargo del submarino Ran anunció recientemente la pérdida del sumergible mientras estudiaban el glaciar Thwaites. Este glaciar, apodado “del juicio final” está situado en la Antártida y es de especial interés, entre otros aspectos, por su enorme tamaño.
El incidente ocurrió en enero. El submarino se adentró en las aguas para explorar el glaciar desde las profundidades, pero nunca regresó al punto de recogida. Tras una misión de búsqueda el equipo acabó dando el vehículo por perdido.
Desde 2019. Esta era la segunda visita del equipo al glaciar. En 2019 los investigadores de la universidad sueca se habían convertido en los primeros en explorar este enorme glaciar desde abajo.
Glaciar del juicio final. Pero, ¿por qué este nombre tan apocalíptico? Este glaciar Antártico es enorme, con un área semejante a la de Senegal. El glaciar tiene cuenta con suficiente hielo como para que su desaparición se hiciera notar por sí sola en el nivel marino.
Según la The International Thwaites Glacier Collaboration, el volumen de este glaciar es de casi medio millón de km³ de los cuales 258.000 están sobre la línea de flotación. Esto implica que su desaparición podría elevar el nivel del mar en 65 cm.
Caos bajo el agua. Ran era un submarino no tripulado (también llamados vehículo submarino autónomo o AUV). La nave tenía 7,5 m de eslora y una masa en seco de 1,85 toneladas. Era capaz de sumergirse a profundidades de hasta 3 km y contaba con una autonomía de 300 m y 36 h.
Ran estaba equipado con sónar, sensores temperatura, conductividad, de oxígeno y de dióxido de carbono. También contaba con diversos sistemas de comunicación, acústicos y por satélite entre otros. El coste del vehículo era de 3,4 millones de euros y era operado desde el buque científico Skagerak (aunque en esta ocasión era el rompehielos japonés RV/IB Araon el buque destacado). Se desconoce qué pudo pasar bajo el hielo.
“Es un poco como buscar una aguja en un pajar, pero sin siquiera saber dónde está el pajar. En este punto, la batería de Ran está agotada. Todo lo que sabemos es que algo inesperado pasó bajo el hielo. Sospechamos que tuvo problemas, y algo evitó que escapara,” explicaba la investigadora jefa del proyecto, Anna Wåhlin.
Buenas y malas noticias. A pesar de la pérdida del vehículo el equipo puso en valor los datos compilados durante la expedición y el trabajo de Ran durante esta. Como explica el equipo, la perspectiva lograda por este submarino de la zona inferior del hielo nos pueden dar información que no puede obtenerse por otros medios como los satélites.
El problema es que estos datos no auguran un futuro prometedor para este glaciar. Los datos compilados por Wåhlin y su equipo durante las exploraciones invitan al pesimismo. Un estudio publicado en 2022 en la revista Nature Geoscience estimó un retroceso de aproximadamente un kilómetro en algo menos de medio año, el equivalente a un retroceso de 2,1 km por año.
Imagen | Göteborgs universitet / NASA
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