¿Cuánto frío es capaz de soportar el cuerpo humano? La respuesta varía en función de a quién preguntemos. Hace décadas, la NASA estipuló que los asentamientos habituales podían desarrollarse con normalidad en lugares donde la temperatura oscilara entre los 4 ºC y los 35 ºC.
Si paseamos por Siberia, sin embargo, tales cifras son relativas. En algunos puntos de la Rusia asiática las temperaturas caen muy por debajo de los 0 ºC, y se mantienen ahí durante la mayor parte del invierno. Hablamos de pueblos y ciudades remotas, perdidas en los confines de la estepa siberiana, a miles y miles kilómetros de la costa más cercana. Espacios como Oymyakon, donde el mercurio ha caído a los -62 ºC en ocasiones recientes.
Por increíble que parezca, la cifra no es la más baja registrada no ya en la historia de la ciencia contemporánea, sino de la propia ciudad. Oymyakon es posiblemente el lugar habitado más frío de la Tierra. En 1933, una estación metereológica soviética registró -67,7 ºC, cifra que hasta hoy se mantiene imbatida. Sólo el pueblo vecino de Verkhoyansk se acerca. Ambas, poblaciones rurales de poca población, se esparcen en la República de Sajá.
¿Cómo es posible que alguien viva en semejantes condiciones? Para los escasos quinientos vecinos de Oymyakon, la respuesta es mucho más trivial de lo que parece: muy abrigados. La zona es tradicional punto de paso para los numerosos ganaderos de renos de Yakutia, y a día de hoy gran parte de sus habitantes aún se dedican al sector. No es que haya muchas alternativas: la ciudad más cercana, Yakutsk, queda a dos días en coche en invierno.
Ante todo, aislamiento
Tal inaccesibilidad ha permitido a Oymyakon proliferar en los medios de comunicación como un rincón místico y salvaje, exótico y sin moldear por la mano humana. Tal y como se cuenta aquí, la dieta es simple: la stroganina (una suerte de sashimi tradicional siberiano), mucha carne (valor proteínico para superar el frío), pescado crudo, sangre de caballo congelada, hayak (una suerte de aceite graso) y productos lácteos diversos, destacando el kyorchekh (proveniente de la leche de vaca). Hay un mercado: la refrigeración la proporciona el exterior.
Las olas de frío que azotan al este de Rusia provocan que, de forma excepcional, el termómetro local se rompa a causa de las bajas temperaturas. Tales circunstancias, como cabe imaginar, provocan que gran parte de los vecinos se hayan dado al alcoholismo, aunque según se cuenta aquí todas las casas cuentan con calefacción central y agua caliente (atributos a sumar a la extraordinaria resistencia de sus habitantes).
Oymyakon es, posiblemente, el polo de frío del hemisferio norte: el lugar donde se registran las temperaturas más bajas. Su peculiar ubicación geográfica provoca que los meses de invierno se pasen a medias de -40 ºC y con escasas 3 horas de luz solar (las noches pueden durar hasta 21 horas). Sólo la llegada de la primavera coloca al mercurio de forma habitual por encima de los 0 ºC. En verano, su aislamiento provoca que las temperaturas puedan superar los 30º C sin problemas.
Pese a lo alucinante de sus registros, el pueblo no es el lugar más frío de la Tierra. Para encontrarlo debemos viajar hasta la Antártida, donde se encuentra la temperatura más baja jamás registrada: -89 ºC. El hito en la antigua estación soviética de Vostok, en 1983. La estación se ubica en la meseta antártica, una gigantesca extensión llana a más de 3.000 metros de altitud y a 1.000 kilómetros de la costa más cercana.
Desde entonces, ha habido otras mediciones que han puesto en dura el récord: una estación metereológica automática ubicada en el Domo A, el punto más elevado de la meseta antártica, lo colocó por debajo de los -90 ºC, casi treinta grados por debajo del acongojante registro de Oymyakon.
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*Una versión anterior de este artículo se publicó en enero de 2018
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