El caos de último Burning Man, el evento artístico celebrado anualmente en el desierto de Nevada, dejó numerosas estampas curiosas. Los automóviles varados en el barro se convirtieron en la estampa más representativa del evento pero hubo asistentes que llamaron la atención sobre otra consecuencia de de las fuertes lluvias: la eclosión de extraños crustáceos en medio del desierto.
Estos crustáceos pertenecen a la clase conocida como branquiópodos (Branchiopoda). Esta clase abarca algunas de las criaturas que pueden verse en imágenes compartidas por uno de los asistentes al festival. En ellas se observa un ejemplar perteneciente al género Triops, un animal conocido en inglés como gambas renacuajo por su forma semejante a la de la fase vital de los anfibios. Este artrópodo guarda también parecido con otro artrópodo, el cangrejo herradura.
Con este animal comparte una característica peculiar: haber convivido con los dinosaurios. El motivo es que estas gambas-renacuajo llevan habitando nuestro planeta desde hace decenas de millones de años. Un estudio de 2013 por ejemplo, ponía el origen del género Triops entre hace 233,5 y 152,3 millones de años.
Los Triops deben su nombre a sus tres ojos. Cuentan con dos ojos compuestos, uno a cada lado, y un ojo simple central. Este último ojo está ubicado debajo de su exoesqueleto translúcido. La combinación de ojos simples y compuestos no es del todo inusual entre artrópodos, como es el caso de las mantis religiosas y algunos de sus parientes.
Otra de las imágenes muestra un tipo de camarón duende, un anostráceo (Anostraca), posiblemente del género Streptocephalus, otro braquiópodo, este con una forma que recuerda más a gambas y camarones; de aspecto blanquecino y translúcido, más fantasmagórico. Se calcula que los anostráceos se separaron del resto de branquiópodos hace unos 600 millones de años, en algún momento entre el Ordovícico y el Devónico.
Pero recapitulemos ¿crustáceos en el desierto? La aparición de estos animales acuáticos no se ha producido por generación espontánea. Estos crustáceos están adaptados a condiciones extremas, incluida la “vida desértica”. El motivo es que, aun tratándose de animales acuáticos, las huevas de estos artrópodos pueden resistir durante años sin agua, eclosionando solo cuando las lluvias anegan el área en el que fueron depositados.
Una semana de espera
El curioso ciclo vital de estos animales se reanuda entonces, ya en un entorno acuático, aunque solo sea de manera temporal. Los crustáceos de Black Rock, lugar donde se celebra el festival, alcanzarán su madurez reproductiva en tan solo una semana y depositarán una nueva generación de huevos que eclosionarán cuando las condiciones meteorológicas les sean favorables.
La esperanza de vida de estos animales no es muy extensa. Los que no lo hayan hecho antes morirán cuando las aguas estancadas se evaporen o sean absorbidas por el terreno. Entonces esta región del desierto de Nevada retomará su naturaleza desértica y solo los huevos quedarán con vida esperando a un nuevo diluvio.
Los crustáceos no son el único animal “desubicado” que podrían haberse topado los asistentes del festival. Lo que hoy en día es el desierto de Arizona pertenece a la región conocida como la Gran Cuenca, y en eras pasadas estuvo anegada de agua (agua de la que aún quedan rastros como el Gran Lago Salado). Entre las especies acuáticas que han logrado prosperar en estas condiciones se encuentran también moluscos como los llamados caracoles de primavera (springsnails), e incluso peces como el el leucisco del desierto (desert dace o Eremichthys acros).
En algunos contextos ecológicos los braquiópodos son considerados especies amenazadas, sin embargo, algunas de estas especies son criadas para su uso como mascota en acuarios domésticos.
Estos animales podrían parecernos exóticos, casi alienígenas, pero también pueden ser encontrados en Europa e, incluso, en la península Ibérica. Eso sí, nuestro entorno es uno de esos lugares donde estos animales escasean. Así, por ejemplo, en febrero de este año la Sociedad Cordobesa de Historia Natural dio a conocer que había encontrado en las charcas temporales de Guadalcázar un ejemplar de triops cancriformis mauritanicus 13 años después del último avistamiento.
Ejemplares de esta especie han sido detectadas en puntos diversos del sur y el oeste peninsular según el mapa de Sekano Triops, un portal dedicado al animal. Hace dos años, la Generalitat Valenciana puso en marcha también varias actuaciones en territorio levantino para la preservación del singular crustáceo.
El festival Burning Man de este año ha sido un desastre no visto desde lo vivido en el Fyre hace unos años. Sin embargo siempre es posible encontrar un motivo para ponerle buena cara al mal tiempo. Aunque solo sea por descubrir uno de los animales más escurridizos y resistentes conocidos. Con permiso de los tardígrados, claro.
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Imagen | Miguel Blázquez, CC BY-SA 4.0
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