A estas horas, buena parte de la Península tiene encima una enorme borrasca que ha dejado y seguirá dejando lluvias generalizadas y abundantes durante los próximos días. Y aunque no lo parezca, por sí mismo, esto ya es una noticia importante.
Malos tiempos para las tormentas. Llevamos un año realmente malo en lo meteorológico y, mientras el año pasado ya llevábamos 11 borrascas con suficiente impacto como para tener nombre, este 2022 solo hemos tenidos tres. Tres contando a Celia, que es como el Instituto Português do Mar e da Atmosfera ha nombrado a la tormenta que tenemos en nuestros cielos.
El gran barrizal. Pero, más allá de su excepcionalidad, lo cierto es que Celia tiene algo que ha despertado cierta expectación: es lo que llamamos una 'tormenta de barro'. Algo relativamente habitual en primavera y verano en la Península y que, de hecho, es característico de la España, Portugal y zonas cercanas porque se necesita un enorme desierto cerca: el del Sahara. No hay que olvidar que el 70% de todo el polvo a nivel mundial procede del desierto del Sáhara.
Así, solo necesitamos que confluyan fuerte vientos cargados de polvo africano y una buena borrasca del Atlántico norte para que las ciudades aparezcan con una capa (más o menos fina) de barro y arena tras el paso de la una lluvia. De hecho, el polvo en suspensión actúa como catalizador de la lluvia: una "tormenta perfecta" que culmina en forma de un enorme barrizal.
¿Por qué ahora? El fenómeno, como digo, es típico de de primavera y verano, pero puede darse en cualquier época del año. Ese es el caso que tenemos entre manos. Tanto el lunes como el martes se esperan vientos fuertes del este en zonas de la mitad oriental de la Penínsul. Junto con los vientos," el polvo de origen africano comenzará a penetrar en Baleares y en la Península el lunes, se extenderá rápidamente reduciendo la visibilidad y, al "impactar" con Celia, caerá al suelo en forma de barro.
¿Es algo malo? En verano, este tipo de lluvias consiguen elevar la temperatura y pueden contribuir a incrementar las olas de calor. Pero en meses como el actual, no suele representar mayor problema que la suciedad que genera. Es más, a menudo es beneficioso para el campo. No en vano, junto al polvo y la arena subsahariana los vientos del sur traen suspendidos elementos muy útiles y beneficiosos como minerales, bacterias, esporas o polen.
Seguiremos en números rojos. Pese a las lluvias de las últimas semanas, seguimos en déficit hídrico. La sequía (recordemos que desde el 1 de octubre de 2021 ha caído solo un 25% de lo normal en algunas zonas del país) se hace cada vez más profunda y los efectos se están haciendo notar. Celia es una buena noticia, no hay duda; pero si la situación no mejora (y rápido), nos aproximamos a un verano con restricciones de agua en todo el sureste de la Península.
Imagen | Juanedc
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