Las lluvias en el Sáhara han dejado algo más que inundaciones: la vegetación se propaga por el Sahel

Este reverdecimiento del desierto podría ser algo más que un fenómeno estacional

El desierto del Sáhara es el mayor desierto cálido del mundo y sus ergs, las áreas desérticas cubiertas por enormes dunas, se han convertido en el paradigma moderno de los que son estos ecosistemas. Quizás por eso resulte tan sorprendente oír que la vegetación avanza en una de las regiones más áridas del planeta.

La vegetación avanza. Las intensas lluvias de las últimas semanas han puesto en evidencia el avance de la vegetación en el desierto del Sáhara, especialmente en la frontera sur de este, la región del Sahel. Puede que este reverdecimiento no sea solo un episodio aislado sino fruto de una tendencia a más largo plazo.

Lluvias como no se recuerdan. A finales de agosto las previsiones meteorológicas anunciaban un episodio de lluvias singular en el entorno del gran desierto africano. Estas predicciones hablaban de unas lluvias que descargarían en cuestión de días 500 veces la cantidad de agua que esta región recibe durante los veranos, la época de lluvias en África occidental.

Detrás de este evento se encuentra el desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ). El aire tropical húmedo de esta zona que rodea el ecuador terrestre  se desplaza al norte en el verano boreal. Cuando lo hace se topa con el aire norteafricano, seco y cálido.

El problema es que este año la ITCZ se ha desplazado más de lo que es habitual, causando no solo un aumento crítico en las precipitaciones veraniegas en el Sáhara: también un verano más seco en las zonas tropicales al sur del desierto.

¿Más que un episodio aislado? Sin embargo hay motivos para pensar que el reciente episodio de lluvias es más que un evento aislado y quizás sea en realidad el síntoma de cambios a más largo plazo. Eso sí, los científicos no saben en qué medida estos cambios en el clima vienen causados por la tendencia global marcada por el cambio climático antropogénico y en qué medida se trata de fluctuaciones climáticas naturales, aunque parece probable que ambos factores estén detrás de esta tendencia.

La transición entre El niño y La Niña, que este año ha dado mucho de qué hablar, podría estar vinculada con las fuertes lluvias vistas estos días, explicaba recientemente el climatólogo Karsten Haustein a la cadena CNN.

Pero también los cambios antropogénicos pueden influir en estos procesos. El cambio climático trae consigo un aumento promedio de la temperatura atmosférica. El aire caliente puede cargar con más humedad, lo que también hace que, cuando esta humedad se descarga en forma de precipitaciones, estas puedan ser mucho más intensas.

Sistemas complejos, resultados impredecibles. Estamos viendo un cambio en los ecosistemas debido al cambio en el patrón de las precipitaciones que probablemente vaya más allá de la vegetación: los cambios pueden propiciar cambios en el hábitat de numerosas especies animales.

Imagen tomada el 14 de agosto, antes de las lluvias. NASA Earth Observatory, Michala Garrison, MODIS, NASA EOSDIS LANCE y GIBS/Worldview
Imagen tomada el 10 de speptiembre, después de las lluvias. NASA Earth Observatory, Michala Garrison, MODIS, NASA EOSDIS LANCE y GIBS/Worldview

Modis. Los cambios a nivel de suelo son visibles desde el espacio. La agencia espacial estadounidense, la NASA, publicaba esta semana imágenes obtenidas por el instrumento MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer) a bordo de su satélite Terra.

Las imágenesnos muestran, en falso color, tanto los cambios en la vegetación (en verde) como las acumulaciones de agua en lagos (azules claros y oscuros), algunos desaparecidos a mediados de agosto.

Cuando el Sáhara era verde. Imaginar un desierto cubierto por vegetación puede resultarnos difícil, pero la del Sáhara ya fue, hace unos pocos miles de años una región mucho menos árida de lo que es hoy en día. El período húmedo de África pudo ser determinante en la expansión del ser humano fuera del continente.

La posibilidad de una alternancia entre periodos verdes y periodos desérticos en el norte de África como fruto de la variabilidad natural del clima es una posibilidad. Una que podría traernos algún día un nuevo desierto verde. Que estemos cerca de ese periodo es una cosa muy distinta, pero quizás los climatólogos desvelen pronto ese secreto.

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Imágenes | NASA Earth Observatory, Michala Garrison, MODIS, NASA EOSDIS LANCE y GIBS/Worldview

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