En los últimos años hemos visto cómo poco a poco productos naturales han sido sustituidos por productos de laboratorio con resultados prácticamente idénticos. El ejemplo más claro lo tenemos con la carne de laboratorio. Pandora, que es el mayor fabricante de joyas del mundo, ahora quiere popularizar un nuevo mercado de productos de laboratorio: los diamantes.
Se trata de una de las piedras más preciadas del planeta y en consecuencia una de las más complicadas y costosas de obtener. Los diamantes durante décadas se han convertido en piedras de gran valor y exclusivas. Algo que Panodra busca cambiar en cierto modo. ¿Cómo? Creando una oferta mayor de diamantes, fabricándolos ellos mismos. Según han anunciado, sólo venderán diamantes creados en laboratorio, que serán "productos asequibles y creados de manera sostenible".
Pandora comenzará a fabricar sus propios diamantes en territorio británico y será ahí mismo donde comenzarán a venderlos en primer lugar. Su precio comenzará en alrededor de los 300 euros para los más básicos y pequeños. Todo hay que decirlo, Pandora no es la primera empresa en hacer esto, aunque sí la más grande.
Estructuralmente idénticos
Las preocupaciones por el medio ambiente y las prácticas de la industria minera han hecho que los joyeros busquen alternativas a los diamantes naturales. Además del alto consumo de recursos que supone la extracción del duro mineral (que tiene competidores), es una actividad que a menudo implica prácticas de explotación laboral en las regiones donde se lleva acabo.
La alternativa parecen ser los diamantes de laboratorio. Un diamante a fin de cuentas es carbono sometido a altas temperaturas y presiones. Aplicando estos dos factores con la maquinaria adecuada, es posible crear diamantes a partir de carbono. No es el futuro, es algo que de hecho se lleva haciendo años, con China liderando esta nueva industria con más de la mitad de la producción mundial.
Estructuralmente idénticos es la característica clave aquí. Analizados microscópicamente, no hay diferencias entre un diamante natural y uno artificial. Por lo tanto, la única diferencia que se da realmente es la del valor que el mercado le de a cada uno de ellos por su procedencia y exclusividad.
Además de que sean estructuralmente idénticos, Pandora y otras entidades que apuestan por ellos destacan otras características también. Por ejemplo, dicen que consumen menos energía a la hora de fabricarlos en un laboratorio. Pandora de hecho asegura que todos los que ellos fabriquen o vendan se producirán con energías renovables.
Si esto no fueran factores suficientes para convencer a alguien de comprar un diamante de laboratorio, la última de las ventajas es su precio. Una ventaja tanto para el cliente como para el vendedor. El coste de producción de un diamante de laboratorio es mucho menor que uno procedente de una mina natural. Esto implica, como dice Pandora, diamantes más asequibles que puedan ser comprados también para uno mismo y de uso diario, no sólo para regalar y en eventos especiales.
Vía | BBC
Más información | Bain & Company
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