Aunque en España seguimos con nuestra particular (y a veces agónica) lucha contra la sequía, es innegable que estos días están siendo muy buenos. Tanto es así que, pese al déficit hídrico acumulado, cada vez hay más zonas del país que han conseguido alejar los fantasmas y comenzar a respirar con tranquilidad.
Sin embargo, las predicciones a largo plazo ponen nervioso a cualquiera.
¿El invierno ha muerto? Esta vez ha sido el último informe del Observatorio Global de la Sequía de la Comisión Europea el que ha puesto negro sobre blanco que (con los datos climáticos en la mano), en amplias regiones de la cuenca mediterránea, "el invierno parece haber estado completamente ausente".
No es algo que no supiéramos. Hace un par de meses, Roberto Granda publicó un estupendo análisis en elTiempo.es en el que se podía comprobar que los días cálidos se habían duplicado en enero desde los sesenta. De hecho, ya suponen un 25% de todos los días del mes.
Pero es que, además, las heladas han disminuido hasta un 30%: hay más días calurosos y menos noches frías. El invierno, tal y como lo conocíamos hasta ahora, se está desdibujando.
Perder una estación. De hecho, llevamos años hablando de que deberíamos de empezar a replantearnos el uso de las estaciones. Cuando los veranos se vuelven larguísimos, pasamos las primaveras a temperaturas extremas, sufrimos otoños secos y los inviernos se dan a la fuga, hablar de cuatro estaciones pierde sentido. Y no solo por una cuestión comunicativa.
Es que, la pérdida del invierno supone cambios sustantivos para la cuenca mediterránea. Como explicaba Sergio Messina, "perder el invierno" supone perder "la temporada de recuperación vegetativa"; es decir, supone "empezar una temporada de verano como si hubiera estado precedida por otra temporada de verano". Y sabiendo que cada verano será un poco peor.
El mundo está cambiando, pero no sabemos hacia dónde. En ese sentido, la Organización Meteorológica Mundial no deja de insistir en que las políticas de adaptación no deben depende del "estado meteorológico" del país, sino que debe de fundarse en las tendencias climáticas a medio y largo plazo.
Eso es algo que tenemos que tener en mente aquí en España. Tenemos muchos ejemplos que muestran prepararse e invertir da resultados. En la peor sequía desde los años 90, Andalucía ha conseguido no restringir el suministro a pesar de tener el doble de regadío activo que en los años 90.
Queda mucho trabajo por hacer y el camino está cada vez más claro. Aunque conlleve despedirnos del invierno
Imagen | Observatorio Europeo de la Sequía
En Xataka | Los veranos de seis meses ya están aquí. Quizá es momento de replantearnos el uso de las estaciones
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