Algunas cuencas hidrográficas superan el 90% de sus capacidades. Lamentablemente, están entre las más pequeña
Las lluvias de los últimos meses han dejado la puerta abierta al fin de la sequía que lleva meses asolando la península. Sin embargo la evolución es desigual: mientras algunas cuencas tienen sus embalses aún en mínimos, otras los tienen cerca de rebosar.
Algunas áreas de la geografía peninsular están viendo cómo sus embalses se han recuperado en los últimos meses mientras otras cuencas siguen acusando los efectos de una sequía prolongada. Hasta el punto de que existan ya tres cuencas hidrográficas con sus embalses por encima del 90% de su capacidad.
Según datos del último Boletín Hidrológico Nacional, las cuencas del Cantábrico oriental, la de la costa de Galicia y las cuencas internas del País Vasco ya se sitúan en estos niveles. Los embalses en estas zonas se encuentran al 93,2%, 92,5%, y 95,2%.
No se trata solo de los embalses del tercio norte de la península. Si atendemos a los datos disgregados por provincias de Embalses.net, también podemos ver que en cuencas como la del Duero, algunas áreas sobrepasan también la marca del 90%, como es el caso de las provincias de Segovia y de Valladolid, con sus embalses al 91,3% y al 100% respectivamente.
Los datos por provincias nos permiten ver el contraste con otras áreas. Por ejemplo Almería, provincia cuyos embalses se sitúan en una media a poco más del 8% de su capacidad; o Barcelona, cuyos embalses están en torno del 10,2%.
Las previsiones meteorológicas para los próximos días hablan de una semana santa pasada por agua. Agua que probablemente sirva para aliviar la situación en algunas áreas, pero que podría hacer que muchos embalses se acerquen al límite de sus capacidades.
Esto quiere decir que algunos embalses tendrán que soltar agua (y no será la primera vez) para reducir el riesgo de crecidas fluviales que causen problemas mayores. La Confederación Hidrográfica del Ebro así lo ha advertido hoy.
¿Qué está pasando?
Hay varios motivos que ayudan a explicar este contraste. Por supuesto la meteorología y el clima son los grandes responsables. La península lleva meses viviendo una sequía intensa y prolongada que ha puesto presión sobre todos sus sistemas hidrográficos, pero la diversidad climática ha implicado que no todas las cuencas se hayan vaciado al mismo ritmo, no tampoco van a recargarse por igual.
Pero esta diversidad también puede explicarse por el tamaño: las zonas que destacan por tener sus embalses llenos no son necesariamente las que más agua tienen. La provincia de Valladolid es quizás el mejor ejemplo. Sus embalses se encuentran al 100% de su capacidad. Sin embargo esta capacidad es de 6 hectómetros cúbicos.
Los embalses de Badajoz se encuentran al 39,4% de su capacidad, sin embargo albergan, de nuevo según los datos de Embalses.net, más de 3.000 hm³ de agua (buena parte de ella en pantanos hidroeléctricos, no para su uso consuntivo).
Algo semejante ocurre en las cuencas hidrográficas. El 95,2% de los embalses de las cuencas internas del País Vasco no llaman tanto la atención si tenemos en cuenta que estamos hablando de una capacidad total de 21 hm³. El 93,2% del llenado de los embalses del Cantábrico oriental corresponde a 68 hm³ de una capacidad de 73.
Es por eso que aún estamos lejos de dar por acabada esta sequía pese a la recuperación de algunas zonas. Unos episodios aislados de lluvias intensas no van a arreglar una situación que se lleva perpetuando durante meses (aunque sin duda ayuden).
No existen tampoco soluciones milagrosas: los trasvases son poco viables cuando en los lugares donde las precipitaciones son mayores las condiciones orográficas dificultan la captura del agua de estas. Es por eso que cualquier intento realista por contener la sequía tenga que pasar por una combinación de medidas: reducción del consumo, uso de desaladoras, gestión de los recursos, etc.
Imagen | atman studios
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