El instrumento más grande del mundo es hijo de la naturaleza y un matemático del Pentágono

Estalacticas
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Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

Hay que remontarse a hace 400 millones de años para el origen del instrumento más grande del mundo. Fue entonces cuando en los Apalaches se formaron las Cavernas de Luray, las más visitadas de Estados Unidos. Allí podemos encontrar el 'Great Stalacpipe Organ', un instrumento único con un tamaño de más de 14.000 metros cuadrados.

¿Cómo es posible? El secreto lo encontramos en su composición. No es un órgano como tal. Tenemos un litófono a base de 37 estalactitas seleccionadas repartidas por toda la caverna. Cada una de ellas tiene un pequeño martillo que se activa presionando una tecla concreta del, ahora sí, órgano central.  En función de la longitud y forma de la estalactita se produce una nota en concreto.

Este instrumento que tiene el récord Guinness fue diseñado y construido en 1954. Aprovechando las estalactitas naturales de la cueva, el matemático e ingeniero eléctrico del Pentágono, Leland W. Sprinkle, materializó su idea de aprovechar a lo grande la naturaleza para producir un sonido que puede escucharse desde casi todos los lugares de las Cavernas de Luray. Esto es unos 260.000 metros cuadrados.

La música de las estalactitas

La inspiración le vino durante una visita por las propias cavernas con su hijo. El guía turístico estaba explicando las formaciones de piedra y de vez en cuando iba golpeando con un pequeño mazo las estalactitas. Esta demostración, que ya era habitual durante las visitas, convenció tanto a Sprinkle que quiso llevarlo al siguiente nivel.

Great Stalacpipe Organ

Durante tres años, Sprinkle fue estudiando las estalactitas con la ayuda de 13 diapasones ingleses para producir las notas concretas.  Algunas estalactitas tuvieron que ser resuradas para afinar correctamente su sonido.

"Lo más sorprendente es que acudió a nuestros directores para pedir intentar este proyecto, y le permitieron hacerlo", explica John Shaffer, director de relaciones públicas de Luray Caverns. "Pasó prácticamente todos los fines de semana durante ese tiempo buscando estalactitas que pudieran ajustarse perfectamente”.

El resultado es un sistema de mazos conectados por más de 8 kilómetros de cable con el órgano central. Cuando se pulsa una tecla, se activa el martillito, se golpea la estalactita y se produce la nota deseada. Existe una ligera latencia entre la pulsación central y el sonido. Y de hecho el sonido no es uniforme, por lo que algunas notas se escuchan con más retraso que otras.

El instrumento puede reproducir todo tipo de sonidos. Tal es así que durante décadas se compusieron desde piezas clásicas hasta canciones populares y se vendían en vinilo en la tienda de regalos de las Cavernas de Luray. Incluso se han realizado conciertos, como el del organista Otto Pebworth, que tocó la sonata para piano nº14 (Claro de luna) de Beethoven.

"Es un instrumento totalmente único en sí mismo y, por eso, puedes escuchar algo que es totalmente natural y totalmente especial. No se puede duplicar", lo define Pebworth.

Hoy en día más de 400.000 turistas visitan al año estas cavernas. Y el 'Great Stalacpipe Organ' es una de las atracciones más especiales. Un ejemplo único de cómo la naturaleza y los cálculos de un aficionado a la música pueden fusionarse.

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