Mientras escribo esto, los efectos de Patricia y el pasillo de vientos de noroeste que apunta a la Península empiezan a hacerse evidentes. Las olas de cuatro metros en el Cantábrico, los descensos térmicos en el norte y el este (que en algunas zonas, serán de más de 10 grados), algunas lluvias en el tercio norte e incluso nieve de forma puntual en el Pirineo.
Algo, como explicábamos, rarísimo: más propio de los meses invernales que de agosto.
"Notable, pero breve". Eso decía AEMET, y tenía muchísima razón. Porque, de nuevo, en cuestión de un par de días, vamos a pasar de "un tiempo inusualmente frío" a un "calor muy intenso durante la próxima semana". Inusualmente intenso.
¿Vuelta a la normalidad? No hay que olvidar que seguimos estando en plena canícula y eso, tradicionalmente, es sinónimo de estabilidad atmosférica y calor. Sin embargo, los datos tampoco nos dan un respiro. El índice EFI (el que establece cómo de excepcional un evento con respecto a lo esperable) da valores altos para la semana que viene. Volvemos "a la normalidad", pero damos un pasito más allá.
No es descartable, de hecho, que nos encontremos de frente con una ola de calor. La primera de agosto.
¿Qué está pasando? ¿A qué se debe esta montaña rusa? El repunte térmico se va a deber a que, tras el paso de la borrasca Patricia, "el domo de calor ubicado en el norte de África ganará protagonismo, y un ramal entrará por el suroeste peninsular".
El resto es un viejo conocido: estabilidad atmosférica, ausencia de lluvias y sol, mucho sol. Es decir, las condiciones perfectas para que el horno ibérico se active y catapulte las temperaturas hacia arriba. No sería raro volver a los 40 grados en el valle del Guadalquivir y alcanzar 36 en buena parte del oeste del país.
Suma y sigue. Como podemos ver, los patrones extraños y los vaivenes meteorológicos siguen (y, previsiblemente, seguirán en las próximas semanas). Pese a que el 'alivio térmico' de estos días fue recibido con alegría, curiosidad e interés, los modelos meteorológicos seguían diciendo que agosto iba a ser más cálido de lo normal.
Y lo cierto es que más allá de estas estimaciones a largo plazo, hay poco más que podamos dar por hecho. Porque, mientras el mundo llega a temperaturas inéditas en tiempos modernos, no hay semana que la meteorología no nos sorprenda. Ahora mismo, tenemos circulaciones atmosféricas invernales en mitad del verano boreal, sí; pero es que en Sudamérica están sufriendo una ola de calor en pleno invierno.
Imagen | ECMWF
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