La tendencia en producción de aceite sigue al alza, pero el número de explotaciones, en cambio, se va reduciendo
El término uberización, un término a la empresa dedicada a gestionar vehículos de transportes con conductor a través de una aplicación, surgió hace un tiempo para referirse a los cambios en las relaciones laborales entre empleados y empresas. Este neologismo ahora ha encontrado otro nicho: la agricultura.
Nuevo informe. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) presentó a finales del mes pasado su informe “La uberización del olivar español: zoom en Andalucía”. En el informe, el que se llama la atención sobre algunas circunstancias preocupantes del sector, como la reciente crisis inflacionista que aún no se ha revertido para los consumidores o la creciente “uberización” del sector.
“Uberización” del sector. ¿A qué se refiere COAG con esto? En el caso del campo español, la uberización del sector hace referencia a un cambio radical en la intensidad productiva, es decir, en el aumento de la producción respecto al número de explotaciones activas. No hay que confundir esto con un simple aumento de la productividad ya que, aunque esta haya aumentado, el cambio se debe en este vaso a que cada vez menos explotaciones controlan más tierra y recursos, según se desprende del informe.
En cifras. Según explica el informe, en las dos décadas entre 1999 y 2020 se ha perdido un 59% de las explotaciones de aceite: de las 602.250 antes del comienzo del siglo a las 247.318 del año de la pandemia. En ese mismo periodo, la producción de aceite de oliva ha aumentado un 65%, con el rendimiento por hectárea creciendo un 47%.
Cantidad o calidad. La concentración de los cultivos supone un problema para la mayoría de los agricultores en pequeñas y medianas explotaciones. Según explica COAG en su informe, la crisis del aceite ha hecho que el contexto pase a beneficiar de manera más marcada a las grandes explotaciones.
El primer motivo es que, ante una menor producción de aceitunas, como la vista en pasadas campañas, resulta más difícil cubrir costes fijos, algo que afecta más a las pequeñas explotaciones que a las grandes. El segundo motivo es que los cultivos más afectados por la última sequía fueron los de secano, los que estaban ubicados en zonas de pendiente, cultivos que, en palabras de COAG, “no pueden competir con explotaciones más intensificadas e industrializadas”.
Fondos de inversión y más. El informe alude a las caras detrás de esta uberización o cambio en la intensidad productiva, y analiza algunos movimientos significativos en la propiedad rural en los últimos años. Menciona así no solo a fondos de inversiones extranjeros interesados en entrar en el sector aceitero, también a otros actores importantes en el sector.
No solo España. El informe cierra señalando que el problema descrito no es exclusivo del campo español. La asociación utiliza el ejemplo del embalse de Alqueva, en Portugal, para explicar el fenómeno al que denominan uberización del campo.
COAG explica que, desde la creación de este embalse en 2002 con el fin de dotar de agua de riego a 100.000 hectáreas en el país vecino, más de la mitad del terreno irrigable (entre el 60% y el 70%) cambió de manos. “El cambio de cultivos ha sido drástico (de cereal a olivar y almendro superintensivos, principalmente), con consecuentes cambios paisajísticos, ecológicos, económicos y sociales”, explica el informe.
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