"Muchos científicos no creían en la existencia de este animal, ya que nunca se ha descubierto uno con una densidad ósea tan grande"
Nunca un apellido resultó tan oportuno.
Cuando les tocó buscar nombre para el nuevo cetáceo primitivo que han desenterrado en el desierto del valle de Ica, en el sureste de Perú, los paleontólogos que participaron en el hallazgo optaron por una forma tan simple como clara y directa: Perucetus colossus. Lo primero es un guiño al lugar donde se ha encontrado. Lo segundo, "colossus", una etiqueta que alude a sus gigantescas dimensiones, tan descomunales que se presenta ya como el animal más pesado conocido y firme candidato a haber sido también el más pesado que jamás haya vagado sobre la faz de la Tierra o nadado por sus mares.
¿Qué hemos encontrado? Unos cuantos huesos. Fascinantes, eso sí. Hace 13 años el paleontólogo peruano Mario Urbina descubrió los primeros huesos de lo que acabaría revelándose como el Perucetus colossus, un ancestro emparentado con los delfines y ballenas. Los fósiles llamaron la atención de los científicos y a lo largo de la última década han seguido estudiándolos e impulsado campañas de excavación hasta conseguir el "pequeño" tesoro que ahora descansa en el Museo de Historia Natural de Lima (UNMSM): 13 vértebras, cuatro costillas y parte de una pelvis.
Está muy lejos de ser un esqueleto completo y falta aún el cráneo, pero ha permitido a los expertos hacerse una idea de cómo era la criatura.
¿Conclusión? Lo explica Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa: "Aunque el esqueleto que estudiamos no está completo, estimaciones rigurosas basadas en la medición de los huesos preservados y en la comparación con una gran base de datos de organismos actuales y fósiles indican que la masa esquelética de Perucetus colossus pesaba entre cinco y ocho toneladas, al menos el doble de la del animal vivo más grande, la ballena azul". El dato resulta sorprendente, pero no es ni mucho menos la única conclusión que han obtenido.
¿Qué más? Que este antiguo cetáceo —cuyos huesos se descubrieron en rocas de 39 millones de años en el desierto de Ica— podría haber alcanzado una longitud de 20 m y una masa corporal asombrosa, que se movería entre un mínimo de 80 toneladas y un máximo de 340 tn. Son datos fascinantes, que superan con creces a los de las grandes criaturas conocidas hasta ahora.
Aunque pueden ser algo más grandes y aproximarse a los 30 metros, las ballenas azules en raras ocasiones pasan de las 150 tn. WWF apunta que ciertos ejemplares de Balaenoptera musculus Intermedia pueden llegar a 180, pero incluso esa marca se queda pequeña si se compara con Perucetus colossus. Argentinosaurus, uno de los animales terrestres más grandes documentados hasta la fecha, pesaba también bastante menos: 70 toneladas. Los datos pueden variar entre ejemplares, pero como aclara la Universidad de Lima, más allá del peso máximo de 340 tn que alcanza el Perucetus, los cálculos apuntan a un estándar de casi 200 tn.
¿Podemos imaginárnoslo? Podemos hacer más que eso. Los investigadores acaban de plasmar sus hallazgos en un artículo publicado en la revista Nature y tanto el UNMSM como la Universidad de Pisa han publicado una colección de imágenes que nos ayudan a entender cómo era el Perucetus colossus.
Y eso incluye tanto fotos de sus vértebras como ilustraciones que recrean cómo podría haber sido. Queda trabajo por delante, por supuesto. Los paleontólogos aún no han recuperado piezas relevantes de su esqueleto, como el cráneo, lo que no les ha impedido sugerir que el coloso pudo haber sido un carroñero que se alimentaba de comida que encontraba en el fondo del océano, como animales enterrados.
¿Y cómo era su cuerpo? Una de las peculiaridades del Perucetus que se aprecian en las ilustraciones científicas es que pudo disponer de extremidades anteriores para desplazarse sobre el lecho marino y otras, pequeñas y vestigiales, situadas en el extremo posterior. Las pequeñas patas traseras se encuentran en otros basilosáuridos, la familia de cetáceos arcaicos en la que se ha enmarcado la criatura desenterrada en el valle de Ica. Los científicos se han fijado además en su tejido óseo y lo densos y compactos que son sus huesos, característica parecida a la que se puede encontrar hoy, menos pronunciada, entre las vacas marinas.
¿Podemos ir más allá? Sí. Gracias a su experiencia y los datos de los que disponen, los científicos especulan por ejemplo con que su particular esqueleto podría dar al Perucetus colossus la estabilidad que necesitaba para habitar aguas turbulentas, próximas a la costa y donde podría alimentarse de la carroña de otros vertebrados marinos. Lo que sí está claro es que el peso del cetáceo supuso todo un desafío para los paleontólogos, que tuvieron que vérselas con vértebras aparatosas: la más ligera de todas pasa de los 100 kg.
Para llegar a los huesos los científicos han tenido que romper también metros de rocas en una región remota.
¿Cómo se ha recibido el anuncio? "Fue un hallazgo inesperado. Muchos científicos no creían en la existencia de este animal, ya que nunca se ha descubierto uno con una densidad ósea tan grande", comenta Rodolfo Salas, del Departamento de Paleontología del MHN. En un principio, de hecho, se creía que los huesos eran rocas, algo que acabó revelándose falso tras estudiarlos en el laboratorio.
En cuanto a su antigüedad, gracias al estudio de las especies planctónicas y la ceniza volcánica encontrado en la zona del hallazgo, los expertos de la Universidad de Milano-Bicocca han concluido que el fósil tiene una antigüedad de entre 39,8 y 37,84 millones de años. Conclusión: el Perucetus colossus vivió en el Eoceno, "cuando los ancestros de los cetáceos actuales abandonaban el estilo de vida terrestre en favor del marino", anotan Elisa Malinverno y Guilia Bosio.
¿Por qué es tan importante? Por varios razones. La primera y más evidente es que no todos los días se puede anunciar el hallazgo de un cetáceo "colosal", sólido candidato además a ser el animal con mayor peso de todos los tiempos. La segunda quizás resulte menos llamativa, pero sí igual de importante: abre una interesante vía de investigación sobre cuándo surgió el gigantismo en el mar.
"En términos generales el gigantismo conocido hasta ahora entre los tetrápodos acuáticos evolucionó dentro de los nadadores pelágicos y activos. Aquí describimos Perucetus colossus, una ballena basilosáurida del Eoceno medio de Perú", recoge el estudio de Nature, y abunda sobre la nueva criatura: "El pico de masa corporal de los cetáceos ya se había alcanzado 30 millones de años antes de lo que se suponía anteriormente en un contexto costero".
Imágenes | Università di Pisa y UNMSM 1 y 2
*Una versión anterior de este artículo se publicó en agosto de 2023
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