El incendio del Algarve, los fuegos históricos de California o el infierno que se está viviendo en Llutxent son nuestro recordatorio periódico del absurdo poder destructivo de la naturaleza. El fuego ha vuelto. Otro año más.
A medida que las temporadas de incendios se hacen cada vez más grandes y más largas, las voces críticas se hacen más fuertes. Y no sólo porque esto tenga algo que ver con cambio climático, sino porque pareciera que toda nuestra obsesión con reducir las emisiones sirve de poco si cada verano liberamos toneladas de CO2 a la atmósfera.
Sí, los incendios son muy llamativos, pero no son más que otro factor más. Y hay muchos que contribuyen a las emisiones sin que nos demos ni cuenta. Por ejemplo, entre 1997 y 2015, los insectos y patógenos arbóreos causaron la emisión de tanto CO2 como todos los incendios forestales juntos. Ellos solos.
Into the Woods...
El dato es sorprendente. Sobre todo, porque durante años el estudio del impacto climático de este tipo de plagas (capaces de tumbar árboles enormes) había sido poco estudiado. Hasta hace unos meses, cuando Markus Kautz, del Instituto de Investigación Forestal de Baden-Württemberg, publicó el primer estudio exhaustivo a gran escala sobre este tema.
Los pocos datos que teníamos solían centrarse en estudios a muy pequeña escala. Hasta hace muy poco no existían medios humanos para controlar todos los árboles en una zona grande durante mucho tiempo. Además, los efectos de estas plagas son tan variados que son difíciles de modelar correctamente y las simulaciones no daban buenos resultados.
Eso ha cambiado. Los investigadores compararon 19 años de datos de la Encuesta de Insectos y Enfermedades del Departamento de Agricultura de EEUU con imágenes satelitales de la cobertura de vegetación de todo el país. Con ese mapa general, desarrollaron un modelo computacional capaz de descontar los impactos meteorológicos y realizaron numerosos muestreos en el terreno para comprobar su exactitud. Las cifras cuadraban.
Los bosques norteamericanos fijan, aproximadamente, el 14% de todas las emisiones de carbono del país. Los árboles muertos no solo dejan de fijar carbono, emiten más fruto de la descomposición. Pues bien, según sus conclusiones, el impacto de estas plagas mata-árboles son responsables que emisiones equivalentes a las de 11 millones de vehículos más en el país norteamericano.
Esto es solo una muestra de la complejidad del problema climático y de la cantidad de factores que intervienen en él. No hay respuestas fáciles cuando hablamos del cambio climático. El diablo está en los detalles.
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