El nivel de agua embalsada en Andalucía se mantiene a duras penas por encima del 25%. La provincia de Granada está un poco mejor: llega al 30,48%. Y, sin embargo, son buenas noticias. En buena medida, esas cifras se deben al embalse de Rules, al sur de la provincia: un pantano que se encuentra al 70,63%.
No es algo sencillo de conseguir y menos aún en los tiempos que corren. Eso sí, para lograrlo solo había que no construir las canalizaciones que permitirían usar el agua.
Y en 20 años no lo han hecho. El embalse de Rules se inauguró en 2004 sobre el río Guadalfeo. Un poco más abajo se extendían los chirimoyos, aguacateros, mangos y guayaberos de la Costa Tropical. Sin embargo, durante todo este tiempo no ha entrado en funcionamiento. Rules no tiene canalizaciones para llevar el agua a donde hace falta y tampoco tiene ninguna central hidroeléctrica que permite aprovechar esa agua para generar energía. Es un montón de agua en un lugar donde no puede usarse.
Agua que, además, estamos perdiendo. Porque, aunque el Gobierno se ha comprometido a poner en funcionamiento las canalizaciones para 2026, el agua va "desapareciendo". La "evaporación, la filtración y los desembalse" periódicos para asegurar la estabilidad estructural de la presa van agotando el agua poco a poco. Al final, su papel más relevante es el de proteger el valle bajo del río de inundaciones o riadas.
Así las cosas, lo único que se puede hacer con el agua de Rules es ir soltándola poco a poco para tratar de "llenar" los acuíferos de la vega de Motril y permitir que algunos agricultores la usen (los que están justo entre la presa y el mar; y usan las acequias antiguas del Guadalfeo). Bueno, eso y realizar actividades acuáticas, claro. Como recogía El Diario, mucho la llaman (jocosamente) "la piscina más grande de Europa".
Una política hídrica llena de sinsentidos. ¿Qué hace una presa recién construida sin uso en mitad de una enorme sequía? Esa es una gran pregunta, pero no se puede responder sin fijarnos en la imagen completa: una política hídrica que ha avanzado mucho en los últimos 30 años (y nos está permitiendo aguantar el tipo durante esta persistente sequía), pero que lo ha hecho a fuerza de acumular infraestructuras al peso. Precisamente eso es lo que hace que España esté a la cabeza de la destrucción de presas y embalses en Europa.
Porque sí, hay argumentos ecológicos para recuperar los cauces; pero también los hay económicos y son de peso. Tener una infraestructura maldimensionada no solo es una inversión inútil, sino que ocasiona una enorme cantidad de gastos en mantenimiento. Puede ocurrir, como con las regasificadoras, que una carambola histórica nos ayude a recuperar la inversión; pero no es razonable planificar nuestras políticas públicas esperando un milagro.
Rules solo es una curiosidad, no nos llevemos a engaño. Pero es una curiosidad sintomática de un problema mucho mayor: que la política hidrológica nacional debe empezar a plantearse hacia dónde vamos y cómo vamos a conseguir habitar un mundo mucho más seco, más árido y menos amable.
Imagen | Jebulon
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