A mediados de marzo de 2023 la temperatura media de la superficie oceánica batía un récord. Se situaba cerca de los 21º Celsius, unas décimas por encima del anterior récord en una fecha equivalente, registrado en 2016. Desde entonces la temperatura media del océano ha estado batiendo récords día tras día.
Hasta este mes.
¿Julio sin récord? El 2 de julio fue la primera jornada en más de un año en el que la temperatura superficial del océano no batiera un récord diario. Desde entonces, esta cifra se ha mantenido pareja a la que se registraba el año pasado, lo que podría implicar que julio de 2024 puede convertirse en el primer mes en más de un año sin batirse un récord mensual. Aún queda mes por delante, eso sí.
OISST. Todo esto según según los registros de Climate Reanalyzer, un proyecto encabezado por la Universidad de Maine y el Climage Change Institute. Este proyecto a su vez emplea las observaciones tomadas por el OISST (Daily Optimum Interpolation Sea Surface Temperature) de la agencia meteorológica estadounidense, la NOAA (la National Oceanic and Atmospheric Administration).
La base de datos incluye información sobre la temperatura superficial oceánica que combina mediciones satelitales, de boyas, buques y otros observatorios para extrapolar temperaturas diaria de los mares con una definición espacial de menos de un grado angular cuadrado. La base de datos cuenta con información que se retrotrae al año 1981.
El Atlántico norte. Los datos son un poco mejores si limitamos el análisis al Atlántico norte. En este océano el periodo de récords consecutivos comenzó en marzo de 2023 y se prolongó hasta abril de este año. Desde entonces las temperaturas oceánicas se han mantenido parejas pero aún por encima de años anteriores.
La temperatura en el Atlántico norte es importante, es la que determina, por ejemplo, la probabilidad de que la costa este norteamericana y el Caribe se enfrenten a una intensa temporada de huracanes. Sin embargo es el hemisferio sur del planeta es donde se encuentran las mayores masas de agua.
Poco margen para el optimismo. No encontrarnos ante temperaturas récord es una noticia agridulce: un alivio y la esperanza de un cambio de tendencia, pero seguimos con temperaturas muy por encima del promedio y de récords anteriores.
Tomemos por ejemplo el último registro disponible: el del pasado 23 de julio. Este día la temperatura estaba ligeramente por debajo de los 21 grados, casi medio grado más que la media del periodo 1982-2011... si a esa media le sumamos dos desviaciones típicas. En comparación, la temperatura el 24 de julio de 2022 fue de 20,7º Celsius.
¿Qué está pasando con los océanos? El motivo del notable incremento observado en los últimos años no tiene un único “culpable”, sino probablemente varios. El Niño es uno de los principales sospechosos. Esta oscilación en el clima oceánico está asociada al aumento de la temperatura en el Pacífico central oriental.
Sin embargo este fenómeno es oscilatorio y suele repetirse aproximadamente cada cinco años, por lo que puede explicar temperaturas más altas que la media pero no récords como estos. El cambio climático es, por supuesto, otro sospechoso. Lo que ocurre a nivel atmosférico afecta a los océanos, por lo que el calentamiento global bien puede haber incidido en los mares.
Otros posibles factores incluyen la erupción hace unos años del volcán Hunga Tonga, cuyo impacto climático fue de cierta relevancia, o cambios en la legislación sobre emisiones de sulfuro en el transporte marítimo.
Imagen | Climate Reanalyzer, CC BY 4.0
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