Un nuevo estudio ha revelaco cómo el agua de los icebergs altera el ecosistema marino a su paso
Los icebergs son masas de hielo, algunas de tamaño considerable que deambulan por el océano mientras se derriten en sus aguas. Este tránsito natural podría verse intensificado por efecto del cambio climático. Es en parte por ello que estos enormes bloques de hielo sean objeto de estudio prioritario para muchos.
Derretimiento. Uno de los últimos estudios en esta materia nos ha revelado importantes pistas del impacto que tiene el derretimiento de los icebergs sobre en los ecosistemas oceánicos. El equipo responsable del estudio realizó un seguimiento in situ del entorno marino alrededor de uno de los mayores icebergs jamás vistos, A-68A.
A-68A. El inmenso bloque de hielo ya desaparecido tuvo una extensión de unos 5.800 km² aproximadamente el área de la provincia de Alicante. Se desgajó de la plataforma de hielo Larsen C en julio de 2017 con el nombre de iceberg A-68. A-68A sería el nombre que recibiera el iceberg principal tras comenzar a desgajarse).
El iceberg comenzó una ruta de 2.500 kilómetros que lo llevaría hacia el norte y terminaría en abril de 2021. Tras casi cuatro años de viaje, este iceberg se desintegró cerca de la isla San Pedro (también conocida como Georgia del Sur). El “épico viaje” de A-68A fue seguido también desde el espacio por la agencia espacial estadounidense, la NASA (y resumido en un breve vídeo).
El callejón de los icebergs. La ruta seguida por este bloque de hielo es la conocida como iceberg alley, el “callejón de los icebergs”. Los océanos de nuestro planeta cuentan con algunas regiones con un tráfico relativamente denso de icebergs. En el hemisferio norte, el callejón de los icebergs se extiende entre la costa de Labrador y la de Terranova, en la costa este de Canadá.
El hemisferio sur cuenta con su propio callejón, que parte del mar de Weddell y se prolonga en dirección a la isla San Pedro. Ahí estos enormes bloques de hielo flotantes se desplazan y ahí es donde un equipo de investigadores, a bordo del RRS James Cook, analizaron el proceso de derretimiento de A-68A.
Más que una gota de agua en el mar. El inmenso volumen de agua liberada por un iceberg es una minucia en el contexto global de los océanos. Pero a nivel local los efectos de un mayor tránsito de icebergs puede llegar a ser relevante como ha apuntado el reciente estudio.
El equipo observó que, al derretirse este iceberg, la forma en la que las capas de agua oceánica se estratifican quedaba alterada. Esto tenía como efecto el desplazamiento hacia las profundidades de materia particular y fitoplancton, explicaba el equipo responsable del estudio. Esto a su vez implicaba una redistribución de los nutrientes en el agua.
El equipo también encontró en las aguas del entorno del iceberg fitoplancton procedente del propio hielo y liberados durante el derretimiento.
RRS James Cook. El trabajo de campo fue realizado en febrero de 2021, durante los últimos meses de vida de este en las inmediaciones de la isla San Pedro. El interés en el momento del estudio estaba puesto sobre la posibilidad de que este gigantesco iceberg encallara, destrozando así parte del ecosistema ubicado en el lecho marino alrededor de la isla. Ahora, el equipo ha publicado los detalles de su trabajo en un artículo en la revista Progress in Oceanography.
Porblema futuro. Los icebergs son un fenómeno natural y no hay nada de nuevo en ellos. Es de asumir que los ecosistemas marinos en los callejones donde son más habituales estén “acostumbrados” a su presencia y sus efectos. El problema está en la previsible evolución de estas dinámicas.
El cambio climático está amenazando las capas de hielo en los polos. Esto implica que los icebergs pueden estar ganando presencia en estos callejones, alterando más aún los ecosistemas a su paso.
“Los modelos climáticos predicen que los icebergs podrían desgajarse más frecuentemente de las plataformas de hielo antárticas en el futuro. Así que, al entender lo que le pasó a este, tenemos una mejor idea de qué efecto es probable que tengan si suceden con mayor frecuencia, o cuando lo hagan”, explicaba en una nota de prensa Sally Thorpe, coautora del estudio.
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