"Los trópicos del Atlántico están completamente rotos": la zona de convergencia intertropical se esté moviendo al norte y es un enorme problema

Esperábamos una temporada de huracanes muy intensa y 2024 está diciendo que no. La pregunta es por qué

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Algo extrañísimo está ocurriendo en el Atlántico y tiene fuera de juego a los meteorólogos de medio mundo. La descripción más sencilla del problema la ha enunciado el meteorólogo Ryan Maue. "Los trópicos del Atlántico están completamente rotos: son incapaces de producir tormentas tropicales incluso con unos océanos extremadamente 'recargados' por el clima".

Maue, de hecho, va más allá: "Nuestros modelo ya no funcionan [...] Esto no es normal".

¿Qué está pasando en el Atlántico? Por un lado, está pasando cosas que ya sabíamos. El polvo del Sáhara, por ejemplo. Como hemos comentado en varias ocasiones, las invasiones de calima hacia el oeste son muy habituales: "cada año, más de cien millones de toneladas de polvo mineral son arrastrados desde el desierto del Sáhara [...] hacia América Central", explicaba Yurina Celdrán.

Puede sorprender, pero es un hecho bien establecido. De hecho, estos episodios tienen un papel clave en la fertilización de amplias regiones del Atlántico y en el sostenimiento de muchos ecosistemas oceánicos. Además, seca y estabiliza el aire de la superficie oceánica, aumenta la cizalladura del viento y, como consecuencia, dificulta la formación de huracanes y su crecimiento.

Pero están pasando más cosas. Porque, como señalaba Maue, "la circulación del Atlántico nororiental sobre la fría corriente de Canarias ha hecho que el aire seco penetre aún más profundamente en los trópicos". Es algo que no habríamos "visto en 50 años".

Esto es llamativo porque, como se lleva repitiendo desde hace meses, los expertos esperaban una temporada de huracanes especialmente intensa. Sin embargo, el problema de fondo es que, por lo que sabemos, todo esto podría ser un cambio mucho más serio de lo que parece.

Todos los ojos puestos en el Sáhara. Y no por el polvo, precisamente. En los últimos días, todos los modelos meteorológicos coinciden en que el desierto del Sáhara va a sufrir un episodio muy anómalo de lluvias. Algunos expertos hablan de una situación no vista en más de 50 años, con acumulados que supondrán el 1000% la cantidad de agua que cae normalmente en agosto y septiembre.

Aunque ahora mismo los modelos descartan que esa incursión monzónica llegue a la península, la posibilidad ha sido una constante en los últimos días. Y la gran pregunta que empiezan a hacerse los meteorólogos es si esta "rareza" puede dejar de serlo.

¿Y si se mueve la zona de convergencia intertropical? En términos generales, podemos pensar en la atmósfera del hemisferio norte como un 'sistema de franjas'. Sobre el ecuador, está la zona de convergencia: "una franja terrestre de bajas presiones que se sitúa en torno al ecuador" justo "donde convergen los vientos alisios de ambos hemisferios". La expresión 'en torno al ecuador' es, de hecho, bastante precisa porque su mayor parte se sitúa "al sur del ecuador durante el invierno boreal y al norte en verano".

Es decir, bascula (y, en buena medida, explica las alteracciones de los regímenes monzónicos).

En los bordes de la zona de convergencia se forman dos células de Hadley, unos sistemas de altas presiones que amarran la estabilidad atmosférica y son los causantes de las grandes regiones desérticas del planeta. El miedo de los expertos son las consecuencias que podría tener el hecho de que se moviera la zona hacia el norte.

Algo que ya está ocurriendo. Como explicaba Jose Miguel Viñas, el sexto informe del IPCC indicaba que "para el caso particular de la célula situada en el hemisferio norte dicha expansión y desplazamiento hacia el norte se constata desde 1980". Esto puede hacer que "los ciclones tropicales podrán desplazarse hacia latitudes más altas" (algo que quizás ya estamos viendo); pero también se puede avanzar en la subtropicalización de las regiones del mediterráneo.

Eso conlleva la expansión de la "banda de aridez" (más sequías, más calor extremo, más irregularidad en las lluvias), pero también más intrusiones monzónicas cerca de la península. Como siempre decimos, es pronto para hacer conclusiones: pero las cosas están lo suficientemente revueltas como para estar atentos a la que se nos viene encima.

Imagen | Gustavo Carrancio

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