Si sigues la carretera del norte del estado de Georgia difícilmente no te encontrarás con el lago artificial Lanier. Hablamos de un enclave que tiene una capacidad de 150 kilómetros cuadrados y convertido en uno de los espacios acuáticos más visitados del país. Sin embargo, el lago que este año disfrutará del primer tobogán acuático con montaña rusa del estado, también tiene una leyenda negra a sus espaldas. Desde su construcción, han muerto más de 700 personas.
Esta es la historia del lago más letal de Estados Unidos.
Cuerpos y casas. Si te das un paseo en YouTube buscando información sobre el lago verás todo tipo de piezas donde aparecen casas flotantes hundidas y montones de escombros. En los últimos 30 años han muerto más de 200 personas ahogadas o en incidentes de navegación en el enclave, según el Departamento de Recursos Naturales de Georgia, y alrededor de 700 desde su construcción.
Buck Buchannon, un buzo de la zona, llegó a comentar hace unos años a varios medios locales que a veces sentía partes del cuerpo durante sus excursiones. “Extiendes la mano hacia la oscuridad y sientes un brazo o una pierna y no se mueve”, explicaba.
La “Dama del Lago". Por si fuera poco, a las muertes oficiales se suman leyendas urbanas que se mezclan con historias reales del lugar. La más famosa ocurrió en abril de 1958, cuando dos mujeres, Susie Roberts y Delia Mae Parker Young, desaparecieron después de salir de un baile en Dawsonville, Georgia.
Un año después, un hombre que pescaba en el lago encontró un cuerpo flotando. El cadáver vestía un vestido azul y no tenía manos, y estaba tan descompuesto que no pudo ser identificado. Pasaron los años, y en 1990 trabajadores que reparaban un puente sobre el lago encontraron un Ford bajo el agua. La matrícula estaba registrada a nombre de Susie Roberts y sus huesos se encontraron dentro del vehículo.
Las autoridades concluyeron que las mujeres se habían caído accidentalmente del puente y que el cuerpo sacado del agua 30 años antes debía ser el de Delia Mae Parker Young. Desde entonces, el folclore repite que Young se convirtió en la “Dama del Lago”, el fantasma que ronda el embalse arrastrando a los nadadores a la muerte.
El ejército expropia un pueblo. Fuera de leyendas urbanas e historias para no dormir, la historia real de lo ocurrido en el pueblo se remonta a su creación en 1956, cuando el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos construyó la presa Buford para hacer un depósito que proporcionaría agua a Atlanta y sus alrededores. Además, Lanier también estaba destinado a evitar inundaciones en el río Chattahoochee.
El gobierno ofreció dinero a los lugareños por sus tierras de cultivo. La mayor parte había pertenecido a familias durante generaciones, lo que hacía casi imposible ponerle un precio real. Finalmente, unas 700 familias vendieron sus terrenos al gobierno, que construyó una presa en el río Chattahoochee para formar el lago. En cuanto al nombre del mismo, decidieron ponerle el de Sidney Lanier, un poeta de Georgia del siglo XVIII.
Preparación para un lago artificial. Para preparar el terreno y llenarlo de agua, el Ejército derribó o trasladó todo lo que consideraron peligroso en el pueblo. Arrancaron árboles y trasladaron graneros y estructuras de madera que podían flotar y poner en peligro las embarcaciones. También se reubicaron importantes infraestructuras, como puentes y tomas de agua.
Sin embargo, después de que las más de 200 familias que se opusieron a la venta de sus tierras fueran expulsadas para la construcción del lago, el Ejército ni siquiera se molestó en demoler Oscarville. Simplemente inundó la zona, y los restos de la ciudad todavía descansan en el fondo del lago. En ese momento, no creyeron que causaría algún problema. Después de todo, el lago Lanier solo estaba destinado a suministrar agua a otros pueblos y ciudades de Georgia.
Un pueblo (y sus muertos) sepultados. Sin embargo, había un cementerio en el pueblo. Si bien se identificó y trasladó tumbas marcadas, es muy probable que algunas hayan quedado atrás. César Yabor, portavoz del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, contaba hace unos años a la CNN que "la capacidad tecnológica para identificar y verificar sitios de enterramiento no marcados mediante escaneo del subsuelo u otros medios era mucho menos sólida hace 70 años".
Por tanto, las capacidades limitadas de la época hacen probable que sean posibles hallazgos imprevistos de restos humanos cada cierto tiempo, “ya sea de los períodos anterior o de la Guerra Civil, o de nativos americanos desde tiempos precoloniales y antiguos”, explica Yabor.
Entre el ocio y la leyenda negra. Por mucho que las leyendas urbanas se mantengan y se sigan sucediendo muertes (algo normal dado el tamaño del lago y las estadísticas), lo cierto es que el lago Lanier sigue siendo uno de los lugares predilectos de cientos de miles de estadounidenses. Quizás, como explica la historiadora Lisa Russell, lo peor de la historia del enclave tenga que ver con aquello que ya no podemos recuperar.
Debajo de los escombros del pueblo que se hundió para levantar un lago artificial también quedaron enterrados, posiblemente, otros yacimientos anteriores. “El norte de Georgia, que alguna vez fue una tierra de ríos salvajes, ahora está plagado de represas y masas de agua artificiales que cambiaron el ecosistema. Una vez que una tierra perteneció a los pueblos indígenas, ahora está enterrada bajo el agua, lo que hace imposible la recuperación de la cultura perdida”, zanja.
Imagen | Dougprowse, Gregor Smith, Christine Tanner, Mike Finn
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