A la hora de determinar qué son las empresas zombis, nos encontramos con definiciones diversas según la organización a la que recurramos. Aunque la reserva federal estadounidense reconoce que no hay una definición formal del concepto, sí es posible detectar una idea común: las empresas zombis son aquellas que no consiguen los beneficios suficientes para hacer frente al pago de su deuda y sobreviven gracias a una refinanciación constante.
Esa extraña naturaleza. Se trata de compañías con un nivel de rentabilidad muy reducido que subsisten gracias a los tipos de interés bajos, con los cuales obtienen préstamos sin que su coste financiero varíe demasiado. El otro elemento que las mantiene con vida es la ayuda estatal, y así vagan por el tejido empresarial, como extras de 'The Walking Dead', sin ser productivas pero sin quebrar.
Peligro inmediato. Las empresas zombis infectan la economía de tres formas distintas: dificultando el acceso al crédito a compañías que sí son productivas, obstaculizando la entrada de nuevos competidores en el mercado y dejando desempleados e impagos cuando quiebran. Por ello, para muchas instituciones públicas y financieras, detectarlas y sacarlas de la circulación es vital para proteger la productividad y el crecimiento.
Aumento posterior a la Gran Recesión. Tras la crisis económica de 2008, los principales bancos centrales del mundo optaron por mantener los tipos de interés a niveles muy bajos, lo cual favoreció el aumento de las empresas zombis. Según un informe publicado por la OCDE en 2017, este ejército de muertos vivientes había engrosado sus filas en varios países, entre los cuales figuraba España. Cabe esperar, además, que tras la política de ayudas económicas desarrollada por los estados para combatir la pandemia, el número de este tipo de compañías haya aumentado.
Están en casa. En nuestro país, según un estudio de Informa D&B, actualmente existen 47.210 empresas zombis - 7.000 más que en 2021-, el 30% de las cuales pertenecen al sector de la construcción y las actividades inmobiliarias. Además, el porcentaje de muertos vivientes en el sector de los servicios empresariales es de casi el 14% y en la hostelería del 7%.
El peligro reside ahora en que estas compañías accedan a los fondos europeos. Para evitarlo, el año pasado el gobierno modificó el Reglamento de la Ley de Auditoría, que contempla nuevas sanciones para las compañías que realicen malas prácticas, a las cuales se podría retirar el NIF y darles de baja en el Registro Mercantil, llegado el caso.
Pero, ¿cuál es su origen? El término ‘empresa zombi’ se acuñó en Japón durante la década perdida de los noventa, momento en el que se produjo un estancamiento económico como consecuencia del estallido de las burbujas financiera e inmobiliaria, generadas en los años ochenta. Describía las empresas que, a pesar de no ser viables económicamente hablando, seguían activas gracias a las ayudas de las entidades financieras y del estado.
Un ejemplo de este tipo de ‘muerto viviente’ es Daiei, una de las mayores cadenas de supermercados de Japón. Durante aquel periodo se mantuvo con vida de forma artificial: a pesar de que en 1999 sus ventas cayeron un 25%, obtuvo préstamos bancarios por valor de 3,7 billones de dólares. Uno de los principales artífices de aquella huida hacia adelante fue el ministro de economía Takeo Hiranuma quien se justificó diciendo que Daiei era demasiado grande para dejarla caer.
Son más de las que pensamos. Precisamente son las grandes compañías como Daiei las que pueden subsistir más fácilmente de esta forma, ya que poseen mayores facilidades para obtener financiación que las pequeñas y medianas empresas. Actualmente se desconoce su número exacto, pero es probable que sea alto si atendemos a los siguientes datos: en 1980 el 4% de las compañías a nivel mundial eran empresas zombis, y en 2017 esa cifra aumentó al 15%, según un estudio realizado por el Banco de Pagos Internacionales. Además, David Trainer, CEO de New Constructs, señaló recientemente que existen cerca de 300 empresas zombis que cotizan en bolsa.
En búsqueda de la solución. Por un lado, la subida de tipos de interés amenaza la existencia de las empresas zombis, ya que su coste financiero aumenta y limita su acceso a la refinanciación con la cual evitan la quiebra. Por lo tanto, es previsible que en el escenario económico actual, muchos de estos muertos vivientes desaparezcan, tal y como señaló Bloomberg el pasado mes de mayo.
Por otro lado, también puede comprometer el pago de la deuda de empresas que solían operar con éxito, las cuales pueden optar por la ‘zombificación’ a través de la refinanciación continua en lugar de desaparecer. Por ello, no parece sabio esperar a que el mercado resuelva por sí mismo este problema.
Vigilancia pública. Hemos visto que en España el ministerio de economía está decidido a detectar y sancionar a las empresas zombis, pero no es el único estado europeo preocupado por este tema. En Francia, la CNCC (Compañía Nacional de Comisarios de Cuentas) anunció en 2021 que quería establecer un mecanismo de fiabilidad para detectar aquellas compañías que verdaderamente merecían las ayudas estatales.
Por lo tanto, parece claro que una supervisión pública es necesaria para evitar que las empresas zombis infecten la economía.
Imagen: Andrea De Santis/Unsplash
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