Al mal tiempo, buena cara. La compañía taiwanesa TSMC parece haber colocado este eslogan en su carta de presentación. Lo del mal tiempo está justificado por los enormes desafíos que tiene por delante a corto y medio plazo a pesar de la fortaleza con la que lidera la industria de los semiconductores. De hecho, su 54% de cuota en el mercado de los chips la coloca a mucha distancia del 17% aproximado que tienen Intel y Samsung, que pelean por la segunda posición.
Si nos ceñimos al corto plazo el mayor reto que tienen por delante tanto TSMC como los demás fabricantes de circuitos integrados es conseguir que la crisis de los chips que ya está arreciando dañe lo mínimo posible sus arcas. El descenso de la demanda es tan palpable que Pat Gelsinger, el director general de Intel, y Dave Reeder, el director financiero de GlobalFoundries, han anticipado que 2023 no va a ser un buen año para los fabricantes de chips.
No obstante, TSMC está contemplando cómo se perfila en el horizonte una amenaza aún más siniestra: la posibilidad de que la tensión entre China y Taiwán se recrudezca y lleguen a las manos. El ambiente está tan cargado que a principios del pasado mes de agosto Mark Liu, su director general, aseguró durante una entrevista de la cadena estadounidense CNN que la compañía que dirige se vería obligada a paralizar sus fábricas (al menos las que tiene en suelo taiwanés).
Pese a todo va a contratar 6.000 ingenieros. Y les ofrece sueldazos
Lejos de permitir que las circunstancias los amedrenten los ejecutivos de esta compañía han apostado por continuar reforzándose. TSMC está poniendo a punto dos nuevas fábricas en Taiwán en las que residirán algunos de sus nodos litográficos más avanzados, así como dos plantas más en Arizona (Estados Unidos) en las que invertirá, según Mark Liu, 40.000 millones de dólares, una cifra que casi multiplica por cuatro los 12.000 millones que había presupuestado inicialmente.
La nueva planta de semiconductores instalada en el parque científico del sur de Taiwán ya está casi lista, y la de Hsinchu presumiblemente lo estará en 2024, o, a lo sumo, en 2025. Y, como es lógico, para operar estas instalaciones TSMC necesita personal altamente cualificado. De hecho, ha confirmado que para cubrir sus necesidades durante 2023 necesita reclutar a nada menos que 6.000 ingenieros. No obstante, esta cifra se ciñe a sus necesidades para Taiwán. Cuando estén listas sus nuevas plantas de Estados Unidos necesitará con toda seguridad contratar más personal cualificado.
Además de confirmar a cuántos ingenieros necesita fichar TSMC ha desvelado cuánto piensa pagarles. Y no está pero que nada mal. El salario medio de un ingeniero recién llegado a la compañía y avalado por un máster supera los 65.500 dólares anuales, pero este es solo el punto de partida. Se presupone que a medida que vayan adquiriendo experiencia su salario aumentará. Eso sí, pese a los nubarrones esta compañía prevé que la demanda de chips comience a recuperarse durante la segunda mitad de 2023.
Imagen de portada: TSMC
Vía: Reuters
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