En octubre de 2017, Alastria se presentaba en sociedad como "la primera red nacional regulada basada en blockchain del mundo". Con el respaldo de algunas de las empresas más grandes de España y un ambicioso proyecto, aunque sin una sola propuesta concreta, esta asociación se constituyó para aprovechar las ventajas de la tecnología de bloques en un entorno empresarial en el que todos los actores se conociesen, a diferencia de redes como Ethereum o Bitcoin, en las que no se sabe quién está detrás de cada usuario.
Casi tres años después de su nacimiento, Alastria ha avanzado en algunos proyectos y ha desarrollado un papel muy activo en el apartado legal del blockchain, aunque desde el sector tecnológico apuntan a que aún están lejos de las expectativas que creó.
“El proyecto es muy interesante y han hecho mucho por potenciar el ecosistema blockchain dentro de las grandes corporaciones, pero todavía no hay nada en el mercado que demuestre su potencial. Han hecho una buena labor desde el punto de vista jurídico y regulatorio a nivel europeo, pero en el apartado práctico aún no han hecho gran cosa”, señala Ángel Luis Quesada, experto en blockchain de la empresa de activos digitales Onyze.
Y es que Alastria, en aquel otoño de 2017, prometía proyectos y resultados en los meses inmediatamente posteriores a su presentación. Pero a día de hoy apenas tiene sesenta casos de uso declarados, a pesar de que cuenta con 560 socios, y la mayoría de ellos, más del 80%, se encuentran en fase de ideación, desarrollo o prueba de concepto, según el informe de actividad presentado por la asociación en marzo de este año.
“Yo creo que les ha costado más de lo que ellos esperaban llevarlo a la práctica, y ahora mismo están experimentando un receso bastante fuerte”, continúa Quesada.
Aquella idea de resultados inmediatos fue complicándose con el paso de los meses y para finales de 2018 los responsables de Alastria decidieron dar un golpe de timón para enderezar su rumbo por unos mares ignotos en los que el mástil de la tecnología se reveló insuficiente para llevar la nave a buen puerto. Para ello crearon varios puestos de dedicación exclusiva, como el de directora general, con el objetivo de consolidar el apartado técnico y comenzar a trabajar en otros aspectos como el normativo o la participación de los socios.
“Cuando yo asumo la dirección general, en enero de 2019, es porque ya había casos de uso pero necesitábamos robustez. Durante 2018 se experimentó mucho con la tecnología, la forma en la que se podía ‘permisionar’ y cómo nos adaptábamos a su evolución. También vimos que se necesitaba un estándar de todo lo que estábamos trabajando, y un marco jurídico-legal”, explica Montse Guardia, directora general de Alastria, a Xataka.
De esta forma, desde 2019 la actividad de Alastria ha estado más orientada a construir una base sólida, tanto tecnológica como legalmente, para poder desarrollar los proyectos. Para ello, han trabajado en fortalecer la plataforma, establecer estándares para la red y han participado en el desarrollo jurídico del blockchain, tanto en España como a nivel internacional.
La normativa sobre el blockchain
El blockchain es una tecnología tan nueva que no existen normativas que lo regulen como tal. Como herramienta digital enfocada en el registro contable de documentos y transacciones, debe adecuarse a distintas leyes de telecomunicaciones, protección de datos o interoperabilidad de redes, pero la forma en la que debe hacerlo aún se está definiendo.
“Estamos aterrizando. Ahora mismo, en el blockchain, estamos como se estaba a principios de los noventa con internet. Le queda bastante recorrido para poder asentarse. Pero la tecnología no deja de ser una herramienta, lo que tenemos que hacer es encajarla en los parámetros normativos vigentes. La ley no tiene por qué cambiar, somos nosotros los que tenemos que adaptar este medio a lo que existe”, explica Cristina Martínez, directora legal de Alastria.
El vacío legal que encontró Alastria en el blockchain, y la inseguridad que esto podía suponer para sus socios, hizo que el desarrollo jurídico de esta tecnología se haya convertido en una de sus prioridades. Así, con un comité legal formado por 26 miembros con abogados de distintas ramas del derecho, han estado rastreando y planteando las dudas legales y tratando de darles respuesta, tanto a nivel nacional como europeo.
En España, Martínez explica que trabajan con el Gobierno a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial y algunos ministerios, como el de Industria, para ir perfilando el marco legal del blockchain. En Europa hacen lo propio a través de INATBA (International Association of Trusted Blockchain Applications), una asociación internacional parecida a Alastria que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, de forma que el acceso a los políticos de la UE es mucho más fácil a través de ella.
“Les trasladamos los proyectos que hay en marcha, los casos de uso y las necesidades regulatorias que existen. Hay cuestiones con las que se puede trabajar con las leyes ya existentes, pero otras, las que están acogidas a alguna regulación específica como las criptomonedas, están un poco paradas porque no hay ninguna claridad y sí hace falta que el regulador se pronuncie”, señala la directora legal de Alastria.
Martínez afirma que aún falta para que haya una legislación específica sobre blockchain, porque la tecnología está en un estado muy embrionario y los legisladores aún no se atreven a impartir normas de obligado cumplimiento: “Creo que es bueno que se le dé este margen para que la tecnología se asiente, porque si se regula rápido se puede hacer mal. Mientras, los abogados tendremos que usar la creatividad y la experiencia para abordar estos nuevos escenarios”.
El trabajo en el apartado legal del blockchain es uno de los que más valoran los expertos del sector que no forman parte de Alastria, como Quesada: “Estamos en una fase de conocimiento y queda mucho por hacer, porque al fin y al cabo hay que tener en cuenta muchos componentes legales a la hora de trabajar con una blockchain. Y en este tipo de cosas Alastria sí ha hecho muy buen trabajo, ha planteado dudas y ha dado respuestas para resolver problemas”.
Casos de uso
A pesar de que los expertos señalan que sus aplicaciones prácticas se encuentran lejos de su potencial, Alastria defiende que en la actualidad tiene unos sesenta casos de uso. No obstante, apenas un 20% están operativos, el resto está en desarrollo o en fase de prueba. Montse Guardia explica que un número importante de estos proyectos se dedican a la gestión documental, desde testamentos a títulos académicos pasando por facturas, informes o expedientes.
Uno de esos proyectos de gestión documental ya activo es Diplome, una plataforma impulsada por el Gobierno de Italia que pretende aunar todas las notas y calificaciones académicas de un individuo de forma segura, descentralizada, certificada y a prueba de manipulaciones con el objetivo de simplificar el procedimiento de inscripción en una universidad o la solicitud de un empleo.
Docuten es otro proyecto de este tipo que ya está en funcionamiento, una plataforma que permite auditar la existencia de documentos y facturas, a los que se le hace un seguimiento de sus ciclos de vida gracias al blockchain. Y de naturaleza parecida es Digitalis, una red en la que participan empresas como Repsol, Ferrovial, Banco Sabadell, Cepsa, Grupo Red Eléctrica o Mapfre para verificar la documentación de proveedores.
Otro grupo de proyectos numeroso en Alastria es el de los dedicados a la trazabilidad de los productos, es decir, los que permiten seguir el proceso de elaboración de un bien. Según explica la presidenta de la asociación, en este apartado el blockchain se utiliza para certificar la calidad de un artículo, su autenticidad o su origen, así como su destino final.
“Para temas de trazabilidad, el blockchain se puede usar con cualquier producto que puedas cuantificar matemáticamente, es decir, convertir en un token. Y aporta mucha fiabilidad, porque esta tecnología certifica de dónde ha salido el producto y evita, así, el fraude. Y es algo que no sólo sirve para objetos físicos, también para activos financieros o propiedad intelectual”, explica Guardia.
Santamanía Ginchain es uno de esos proyectos de trazabilidad de Alastria. Se trata de una ginebra ‘tokenizada’ en la que el blockchain añade mayores garantías al proceso de elaboración. El consumidor puede comprobar el origen de los ingredientes o la forma en la que se ha destilado a través de un código QR impreso en las botellas.
Otro caso de uso en trazabilidad es Bloomen, un proyecto aún en fase de investigación y desarrollo sobre derechos de autor. En este caso, los impulsores de esta idea quieren usar la tecnología blockchain para certificar la autoría de activos digitales y calcular la compensación adecuada para sus propietarios y pagarles cuando se consuman sus creaciones. Por el momento sólo está dedicada a música y vídeos en streaming.
“El blockchain es una herramienta de honestidad. En Alastria todo el mundo ve si has creado algo, lo has registrado, lo mueves o lo retiras, y todos certifican que eso ha ocurrido y el proceso queda registrado en cada uno de los socios de la red”, explica la directora general de la asociación.
Más allá del blockchain
Desde la presentación de Alastria en 2017 hasta ahora el discurso de los rectores de esta asociación ha cambiado. En aquel momento el blockchain y los proyectos lo centraban todo. Tres años después, la tecnología comparte protagonismo con la legislación y las posibilidades reales de uso.
“Alastria es más que una red nacional tecnológica, es sobre todo una red de empresas y de conocimientos, de relaciones. Lo que intentamos es que se cree ese conocimiento, que la gente vaya a los foros, a las comisiones, a los comités, que entienda el blockchain haciéndolo, para que se genere mucha más economía digital”, señala Guardia.
Fuentes del sector apuntan que tal vez quisieron ir muy rápido en un entorno demasiado nuevo, en el que ni tan siquiera la potencia de las empresas que tiene detrás ha podido ser suficiente para cumplir con las expectativas generadas. Sin embargo, más allá de que en la práctica sus proyectos aún tengan poco desarrollo, los expertos en blockchain valoran positivamente el trabajo de Alastria en temas legales y de concienciación sobre esta tecnología a diferentes niveles.
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