El temor a una recesión económica global ha hecho que muchas personas se pregunten en qué medida esta, de producirse, podría afectar al teletrabajo. Hay quien piensa que lo fomentaría, ya que las empresas buscarían reducir los costes y optarían por eliminar los gastos de la oficina si los trabajadores pueden desempeñar su labor en casa. Sin embargo, existe la opinión que sostiene que las empresas apostarían por la oficina por dos motivos: para ahorrarse los costes derivados del teletrabajo -como la luz, el equipo e internet- y porque, en su desconfianza hacia el trabajo remoto, se decantarían por el modelo presencial del que buena parte de las empresas más se fía.
Herramienta para el invierno. En este último caso, los teletrabajadores saldrían perdiendo. No obstante, existe un factor a tener en cuenta en toda esta ecuación: la crisis energética. Europa se prepara para un frío invierno, y ya hay algunos países europeos donde el trabajo remoto se ve como una buena opción para reducir el consumo energético. Tal es el caso de Francia cuyo gobierno, sin embargo, aclara que se trata de una alternativa que tienen las empresas, descartando la opción de que se pueda generalizar por ley. Veamos, pues, qué puede suceder con el teletrabajo en caso de recesión a nivel global y en nuestro país.
Al otro lado del Atlántico. Como un director de orquesta, Estados Unidos dirige la música del capitalismo mundial. Lo que allí sucede se acaba replicando en el resto del mundo, como ha sucedido con el aumento de los tipos de interés. Por eso, es importante saber qué se dice acerca de la influencia de la recesión en el teletrabajo.
Derek Thompson, periodista de The Atlantic, cree que en caso de decrecimiento económico, el teletrabajo no se vería afectado por varias razones, entre las cuales está la clara preferencia de los empleados por este modelo -un estudio de Microsoft revela que el 87% de los asalariados afirman trabajar mejor desde casa- y el hecho de que las recesiones suelen afectar a empresas con estructuras muy costosas, como las oficinas. Por ello, Thompson se adhiere a la opinión de algunos economistas que consideran que el teletrabajo es una forma de ahorro para las compañías. Forbes coincide en este punto y además añade que el teletrabajo es un reclamo para los empleados con más talento, por lo que las compañías sin este formato podrían contratar a personas menos preparadas.
Realidad diferente. Un informe publicado en octubre por el portal Beautiful.ai señaló que el 60% de los managers encuestados reconocían que, en caso de llevar a cabo despidos por la recesión económica, los teletrabajadores serían los primeros en marcharse. Esta vulnerabilidad, sentida por ocho de cada diez empleados en remoto según GoodHire, es directamente proporcional al aumento del poder de negociación de los empresarios provocado por la recesión, tal y como apunta Steve Ranger, director del portal Zdnet.com, por lo que los empleados acabarán yendo a la oficina si ese es el deseo de los propietarios. Esa, de hecho, parece ser la idea que llevó a Tesla y otras compañías a plantear la política de “la oficina o la calle”.
Incertidumbre europea. Por otra parte, en Europa no está claro qué puede suceder. El teletrabajo ha aumentado en numerosos estados de la UE, y hay países como Portugal donde ya se reparten visas para los nómadas digitales. En este contexto, las empresas tienen la alternativa de incrementar el trabajo remoto, siempre que a los empleados les salga a cuenta, ya que para algunos el coste de la electricidad podría aumentar considerablemente si trabajan en casa. Por otra parte, el teletrabajo en España, a pesar de haberse reducido en los últimos tiempos, aumentará en invierno. Así lo confirma Adecco, preguntada al respecto por El Economista, que señala al coste energético como la principal causa de este cambio de tendencia.
Imagen: Pixabay
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