Así es como gana dinero... es una serie de artículos semanales de Xataka en los que analizamos el modelo de negocio de las grandes empresas tecnológicas: qué divisiones les dan beneficios reales y cuáles no, cuáles son los auténticos núcleos de estas compañías que han transformado al mundo. Hoy, una de las compañías más jóvenes de esta sección -apenas ocho años de vida- pero que hace tanto o más ruido que algunas con décadas de historia: Xiaomi.
Contar la radiografía de la caja de Xiaomi no es sencillo, ya que es una empresa cotizada desde hace pocos ejercicios (2018) y por tanto, solo ha estado obligada a desgranar sus finanzas públicamente desde ese momento. No podemos tener una visión más amplia de su trayectoria —como sí de Samsung, Microsoft, Amazon...— a día de hoy, pero podemos aproximarnos uniendo sus resultados trimestrales más recientes y los números que anteriormente hicieron públicos a cuentagotas.
Más móviles vendidos y a por la gama alta
Xiaomi ingresó unos 154.000 millones de yuanes —unos 24.000 millones de dólares— por la venta de smartphones en el año 2020, el último completo con cifras publicadas. Esto nos da una media de 126 dólares brutos por dispositivo, una cifra a la baja respecto a años anteriores, entre 130 y 160, si bien las cifras de ventas vienen de estimaciones.
Estas cifras le han valido a Xiaomi para coquetear con el podio en las ventas mundiales de teléfonos móviles, territorio tradicionalmente reservado a Samsung y Apple, con el paso de Huawei hasta que fue víctima de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y que Xiaomi finalmente ha podido asaltar en algunos trimestres específicos. Y sin presencia en el mercado estadounidense.
La tendencia ascendente ha llegado en una época de madurez y estabilización de la industria. Por el camino se quedaron fabricantes históricos que o bien cerraron la persiana o bien han quedado relegados a puestos casi testimoniales, lejos de los laureles del pasado: Nokia, HTC, Sony, BlackBerry...
Su estrategia en los últimos años ha sido la de diversificar su fabricación en varias marcas alternativas a la principal.
- Xiaomi: marca principal.
- BlackShark: gaming (ahora propiedad de Tencent).
- POCO: especificaciones elevadas a precio muy contenido (ahora parcialmente independiente).
- Redmi: gama inferior.
Reduciendo dependencias
En 2018, durante una presentación de resultados frente a sus inversores, y sabedores de los resultados del año completo 2017, estos últimos expusieron una doble preocupación por el futuro de la empresa: por un lado, la excesiva dependencia (70%) del negocio de los smartphones, que da escasos márgenes. Por otro, la también excesiva dependencia del mercado chino, algo que venía desde los orígenes de la empresa y que no había sido corregido pese al gran crecimiento experimentado en su primer lustro de vida.
Ambos factores han mejorado en cuanto a reducción de esa doble dependencia.
Xiaomi ha pasado de que China supusiese el 65% de sus ingresos, y los smartphones el 70%, a reducir ambos porcentajes hasta el 55% y el 63% respectivamente, si bien el dinero ingresado gracias a la venta de móviles ha vuelto a subir tras caer hasta el 60% en 2019.
En el aspecto territorial, esta reversión se explica en parte por la inversión en el crecimiento en India y en Europa occidental principalmente, donde España es uno de los mejores ejemplos de ese crecimiento, entre otras causas por la apertura de tiendas físicas. Dejar de depender de la venta online y de distribuidores fuera de China fue lo que valió una inversión de 1.000 millones de dólares. Algo que explica algunas medidas contra la compra fuera de canales oficiales que empieza a dar sus frutos.
Más allá de los smartphones, el resto de del negocio de Xiaomi lo componen principalmente el resto de dispositivos electrónicos de la marca, con los televisores a la cabeza], y los servicios online, que han ido a la baja en cuanto a su peso en las cuentas de Xiaomi. No tanto por caer en cuanto a volumen de negocio, sino porque, al contrario que el hardware de Xiaomi, apenas ha salido de China. El 10% que supone para la empresa está estancado, aunque teóricamente la estrategia era la de captar usuarios gracias a smartphones baratos y monetizarlos más ofreciéndoles servicios online incorporados en esos mismos smartphones. Un poco la historia reciente, salvando las distancias, de Apple.
No obstante, la reducción de la dependencia china tiene su contraste con el hecho de que el 93% de los empleados de Xiaomi siguen trabajando en China. Los otros 30 países en los que la compañía tiene presencia solo aglutinan el 7% de sus algo más de 22.000 trabajadores. Es más: la concentración de sus empleados en China ha ido a más respecto al año anterior.
Inteligencia artificial para mejorar el futuro de servicios y dispositivos
Estos servicios online no se limitan a servicios de contenidos audiovisuales como series, películas o juegos por una tarifa de 7,5 dólares mensuales: Xiaomi está yendo más allá. Según Wired, desarrolló un sistema basado en inteligencia artificial que concede créditos financieros a sus usuarios basándose en su capacidad solvente. Gana dinero con los intereses y no requiere de estudios invidiuales a cada demanda, como ha ocurrido en la banca tradicional.
Esto último es otro buen ejemplo de hacia dónde se está encaminando Xiaomi -como tantos otros actores de la industria tecnológica-: inteligencia artificial y machine learning. El objetivo final de cara al consumidor, integrar los avances en estos campos en los productos finales domésticos, como los altavoces inteligentes, la capa que añade sobre Android en sus teléfonos, MIUI -como ya empezó a hacer-; o los dispositivos de domótica para el hogar conectado.
En 2020, Xiaomi alcanzó unos ingresos de más de 245.000 millones de yuanes (unos 39.000 millones de dólares), logrando un beneficio de 24.034 millones de yuanes (unos 3.800 millones de dólares). Unas cifras mucho mejores que las de años anteriores. El crecimiento de Xiaomi está sucediendo a costa de una fuerte reinversión y de unos márgenes menores, así como en acumular ventas con un coste promedio bajo en comparación con el resto de la industria. Esto último suena contraintuitivo viendo su reciente cambio de estrategia con precios al alza, algo que puede insinuar ventas algo débiles en los modelos de precios superiores y un aumento de los más económicos, el fuerte tradicional de Xiaomi.
Las malas noticias para Xiaomi no llegaron con la pandemia, donde como muchas otras tecnológicas, dispararon su crecimiento. El problema para su acción bursátil vino en 2021, cuando estando en máximos (35 dólares hongkoneses por acción), tras recuperarse de dos primeros años en negativo, comenzó una caída que dura hasta el día de hoy y que ya deja ese valor por debajo del que tenía tras su salida al parqué. Ahora mismo vale unos 52.000 millones de dólares.
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